La película se posiciona en el terreno del terror psicológico pero su enfoque tiende más al susto de sopetón, extrañas sombras y alaridos incluídos, que a la creación de una auténtica atmósfera terrorífica. Sí hay una marcada voluntad de estilo, con unos decorados en los que se aprecia se han cuidado los detalles y una estética marcada que hace de los colores antinaturales y chillones (primando los tonos verdes y las luces chillonas...casi nos hace pensar en algún guallo clásico) su particular seña de identidad, pero el resultado, a pesar de su voluntad de homenajear al género (además de los pósters de la habitación del protagonista en el que hay que aplaudir la inclusión del de la muy recomendable Darkness hay guiños a clásicos como Psicosis o Al final de la escalera) no consiguer alcanzar las altas cotas a las que aspira.
Un guión pretendidamente sorprendente con más de un giro revolucionario, que a pesar de la brevedad del metraje (apenas llega a la hora y media) se antoja al espectador irremediablemente largo lastra una película que nos hace pensar, gracias a algún toque de originalidad, podría haber dado mucho más juego como cortometraje que como largo. Pero la casi continua sensación de que asistimos a una historia ya vista (que alguien me diga que en algunos momentos del visionado no ha pensado en Abre los ojos...y no diré más) no consigue salvar una cinta que se empieza a ver con interés, pero que va perdiendo fuelle a medida que avanza, con unos sustos más efectistas que efectivos y unos personajes que no consiguen crear la empatía suficiente en el espectador, a pesar de agradables sorpresas como la presencia en un pequeño pero relevante papel de Ángela Molina.
Ánimas tiene algún punto interesante en su enrevesada historia pero no acaba de funcionar ni como cinta de terror ni como drama, aunque queda como ejemplo de como en el cine español todavía se pueden contar historia con un aroma diferente.
Ánimas llega a los cines el 5 de octubre.
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