Maquia. Una historia de amor inmortal es una película que lleva a engaño. Solo viendo el cartel, con semejante título y un diseño que podríamos calificar sin muchos peros de pasteloso (alguno podría optar por cursi o términos más subidos Maquia (pemítanme que desde este momento opte por la versión abreviada) podría parecer si no sabemos másuna de tantas tramas de tímidos enamorados con algún cómico momento vergonzante (de esos que, como sabemos los fans del anime, al chico le sangra la nariz) a las que nos ha acostumbrado la animación que viene de Oriente. Pero al igual que pasara con Your name, que no es una mera comedia romántica sobre cambios de cuerpo, Maquia es más: mucho más.
Maquia es una cinta que arranca de los terrenos de la fantasía, con un pueblo de seres de juventud casi eterna al que pertenece la protagonista que le da título (y que hacen que por comparación los elfos de El señor de los anillos parezcan rudos camioneros) y un ejército invasor, jinete de unos monstruosos dragones (que nuevamente nos parece llevar al terreno de la saga de Peter Jackson e incluso al de las últimas temporadas de Juego de tronos). Pero la historia, si bien los conflictos bélicos entre los que se encuadra la trama son fundamentales en la trama (amén de estar brillantemente animados) es basicamente un drama que toca sin tapujos y con acierto temas como la soledad, el arraigo, el papel de una madre o el miedo al paso del tiempo. E incluso otros en comunión con su faceta fantástica como la inmortalidad o la relación entre los seres que podriámos calificar de sobrenaturales y el ser humano, con un toquecito político (esas luchas intestinas por el poder a las que ya nos han acostumbrado las últimas tendencias de la fantasía épica) que va a poner patas arriba el univers de los personajes y que le sienta francamente bien.
Por ese contenido romántico que parecía presagiar el título pasa tímidamente y de puntillas porque no se puede negar que en esta historia hay amor, y mucho, pero de otro tipo, y sabe reflejarlo con extraordinarios matices en una cinta adulta que consigue emocionar. Un film que no renuncia a la sensiblería (es más la protagonista, si bien se promete en numerosas ocasiones que no va a llorar, en algún momento parece que va a perecer ahogada por sus propias lágrimas), pero que logra ahuyentar los fantasmas del mero culebrón con unos personajes que logran empatizar con el espectador e incluso en algún momento sorprendernos como ese Lorph enamorado capaz de tomar alguna decisión realmente drástica.
Maquia es, como cinta de animación, una obra bien ejecutada. El diseño de sus personajes puede gustar más o menos pero es innegable que el apartado visual destaca el gran diseño de sus escenarios, de los bucólicos interiores a esas gigantescas metrópolis de corte neomedieval en las que se desarrolla buena parte de su trama, y que consigue integrar con naturalidad los elementos propios de la animación tradicional con otros más modernos, algo que más de una cinta reciente ha demostrado no es sencillo.
Maquia, una historia de amor inmortal, creativa traducción del menos comercial "Decoremos las flores prometidas en la mapana del adiós" original(al menos eso me han asegurado: el japonés no es lo mío) se une a una reciente serie de agradables sorpresas de la animación japonesa que han conseguido llegar en nuestro país a la pantalla grande como Your name, En este rincón del mundo o Mary y la flor de la bruja y demuestra como el cine de animación más adulto puede ganarse un puesto en las carteleras. Lástima que por su procedencia no logre una mayor distribución como sucede en los casos de estudios como Disney, para asombrar y emocionar a esos adultos que no pudieron dejar de echar una lagrimita en cintas de animación (aunque de carácter de entrada más infantil) como el prólogo de Up, el final de Coco o la escena del vertedero de Toy story 3...y es que a veces los personajes animados nos pueden revelar más sentimientos que algunos seres humanos.
Maquia. Una historia de amor inmortal llega a las pantallas españolas el 9 de noviembre.
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