Pensar en cine y perros grandes para muchos es pensar en "Beethoven. Uno más en la familia", ese San Bernardo que aparecía en la apacible vidas de una familia media americana para llenarla de babas, destrozos y mucho amor. Pero dentro de lo que cabe las andanzas de Beethoven y, en las numerosas entregas posteriores, su prole podrían considerarse "realista". Sin embargo "Clifford. El gran perro rojo" presenta una mascota de tamaño familiar cuyo antinatural tamaño parece ser fruto de la magia y cuyos problemas no afectan solo a sus incautos dueños sino ya a toda la isla de Manhattan dejando al can con nombre de compositor a la altura de un chihuahua.
Basado en una popular serie de libros infantiles que ya inspiraron una película de animación hace ya más de una década, " Clifford. El gran perro rojo" entra en la tradición más clásica del cine infantil, combinando aventura y humor en una trama que tiene, desde su arranque mucho de cuento de hadas. Una fábula en la que no faltan los seres mágicos como el hombre que le da el perro a la protagonista o los secundarios peculiares de turbio acento (como la vecina obsesionada con la leche condensada) ni el plutócrata con aires a lo Steve Jobs que ya no es que sea un científico loco, sino que es el que los paga. Y por supuesto una protagonista que esgrime como lanza el poder de la diferencia (en este caso por tener una beca en un colegio elitista, tampoco es que sea algo nuevo), con sus particulares escuderos en forma de su tío nini y un compañero de clase cuyos talentos ocultos pueden salvar el día, sin olvidar a ese Clifford que, por grande que sea resulta tan adorable (se comporta además como un perro real, sin poderes mágicos ni humanizaciones forzadas), dan ganas de llevárselo a casa.
Una historia sencilla pero que funciona, manteniendo un buen ritmo sin meterse en dramas excesivos (como el bullying que sufre la protagonista por el que pasa casi de puntillas) ni profundizar en unos personajes que ponen su mejor cara ante la adversidad, para centrarse por completo en una odisea canina que sacará la parte buena hasta de la gente que parecía carecer de ella. Una película de esas que entusiasman a los niños sin comprometer a los adultos, exaltando valores como la amistad o el amor a los animales. Tal vez resulte un poco "blando" para niños un poco más creciditos, pero los más pequeños de la casa van a disfrutarla a lo grande.
"Clifford. El gran perro rojo" llega a las pantallas españolas el 3 de diciembre.