Nos sobran ejemplos de libros que han tenido un papel protagonista en una película, y no me refiero a meras adaptaciones. Desde el Necronomicón de las películas de Sam Raimi al volumen de La historia interminable pasando por los libros prohibidos de El nombre de la rosa, el grimorio de El aprendiz de brujo de Fantasía o el diario de Indiana Jones y la última cruzada.
Pero el documental Libreros de Nueva York aparca la fantasía para hablar de libros reales. De ellos y de personas que han querido dedicar sus carreras y prácticamente sus vidas al libro de segunda mano y, más en concreto, a los ejemplares de coleccionista, auténticos tesoros para el coleccionista que pueden pasar desapercibidos ante los ojos del mundano.
Una carta de amor a los libros, presentando tanto los orígenes de un coleccionismo cuya etapa moderna nace en el XIX como esos retos del nuevo siglo que son el auge del libro electrónico o el desinterés de las nuevas generaciones que deberían perpetuar el negocio.
Pero Libreros de Nueva York no es una exposición cronológica del fenómeno, sino una compilación de testimonios de los profesionales que le dan título. Un recorrido ameno, no carente de humor, que logran crear un lazo empático inmediato con el espectador amante de los libros, y en el que encontramos historias tan sorprendente como la de la experta bibliófila de el popular programa La casa de empeños.
Un fresco de colecciones y tendencias que anima a dar una vuelta por la librería más cercana, aunque probablemente en ella no encontremos esos deliciosos incunables al alcance de unos poco.
Libreros de Nueva York llega el 26 de febrero a cines y plataformas digitales.