AL PIE DE LA ESCALERA

Acontecimientos como el éxito de la exposición Auschwitz en Madrid demuestran que el horror desplegado por los nazis está lejos de ser olvidado. Un infierno, el de los campos de concentración, de los que Auschwitz es el más tristemente conocido pero en absoluto el único, multiplicándose el dolor y la muerte. Mauthausen era uno de ellos, e inspirada en la increíble historia de uno de sus supervivientes llega El fotógrafo de Mauthausen.

El fotógrafo de Mauthausen se abre casi como fuese un cuento siniestro, presentando el tétrico escenario y los desalmados villanos. Pero a pesar de lo que pueda parecer, algo con lo que también juega la propia cinta, esta está lejos de se la historia de un niño, sino que nos encontramos ante una pesadilla real, como podremos corroborar gracias a las fotografías originales que pueden verse durante los titulos de crédito.
Una película que no vacila en revelar las partes mas duras del relato, un aspecto que tampoco dulcificaron cintas tan recomendables como la oscarizada El hijo de Saúl, y que se permite incluso una siniestra poesía del horror, con montajes tan arriesgados como el de la revista interpretada por los prisioneros en paralelo a un macabro paseo nocturno o la angustiosa conclusión de la fiesta de cumpleaños. Pero la película sin embargo nos deja una ligera sensación de irrealidad a pesar de su fuente, con algún guiño poco sutil (el libro La vida es sueño y algún dialogo) y un protagonista que, a pesar de un digno trabajo de transformación, no acaba de empatizar con el espectador y transmitir toda la crudeza del drama de su personaje, a pesar del buen trabajo de secundarios como los malvados torturadores que no descansan ni cuando parecen mostrar un resquicio de humanidad.
El fotógrafo de Mauthausen supone por un lado el acercamiento a una faceta poco conocido de la II Guerra Mundial, el de los prisioneros españoles convertidos en apátridas forzosos y llevados a campos de concentración tras luchar más alla de sus fronteras. Por otro la reflexión, usando la fotografía como herramienta e incluso metáfora, sobre la manipulación de la realidad y la adaptación de esta a los propios intereses. Dos ingredientes que dan sal al que pretende ser el espejo de un drama que aún hoy está latente, pero que no hacen que esta cinta llegue a ser la catarsis que pretende. Una película que aspira a mucho, pero que por desgracia no lo alcanza. Nos queda una película que deja más huella como una oportunidad para conocer la historia de este valiente  testigode horror que como película dentro de un subgénero que ya nos ha dejado un puñado de obras maestras.

El fotógrafo de Manthausen llega a los cines el 26 de octubre.