Ahora que John Wick ha hecho gala de que se puede disfrutar de la vieja Europa sin hacerle ascos a liquidar al personal de la manera más eficiente posible. McCall, el personaje encarnado por Denzel Washington en la ya saga The equalizer, parece que tampoco quiere hacerle ascos al asunto en una tercera parte en la que cambia EE.UU. por un sur de Italia en el que ha decidido retirarse, pero como el espectador ya supone la tranquilidad va a resultarle esquiva, y más en una zona en la Camorra sigue siendo ley. "The equalizer 3" arranca con una escena impactante, que bien conecta con lo que hemos visto en las dos películas previas. Pero pronto pasaremos a un aparte en el que nuestro antihéroe intenta desconectarse en una ciudad pequeña en la que se deja contagiar por el buen clima de su pequeña comunidad, aunque pronto comenzará a darse cuenta de las acciones de una mafia capaz de las más violentas acciones, lo que hará que volvamos a encontrarnos con el protagonista y los métodos que conocemos, aunque en esta ocasión optando más por el ataque cuerpo a cuerpo y el arma blanca que por la bala y la explosión.
En una trama cuajada de tópicos, en la que no falta el amago de romance casi anecdótico, la inquietante agente que aparece donde menos se espera o momentos tan surrealistas como aquel en el que va a disfrutar de la auténtica comida local y acaba cenando kebap (?) la película destaca por su protagonista: Denzel Wahington. Un individuo socarrón y con un nivel de dureza de escala Chuck Norris que se reserva las mejores líneas de una película que brilla en unas escenas de acción en las que Fuqua, en su ya tercer trabajo en la franquicia, siguen demostrando su buena mano.
"The equalizer 3" es un disfrute para los amantes del cine más violento, puro heredero del cine de los 80. Con un ligero aroma de denuncia social pero sin más pretensión que recrearse en la una acción no recomendable para menores de 18. Un fin de trilogía que más bien parece un renacer: solo queda por ver por donde avanza