Pocos objetivos hay tan loables como la defensa del planeta. El conseguir que esta bolita azul y marrón casi impercepible en el universo, pero poblada por millones de seres vivos, sea un lugar habitable para todos es algo a lo que todos deberíamos contribuir en mayor o menor medida. De como lo que hemos hecho hasta ahora y como eso ha afectado a la tierra y a todos los que nos despertamos en ella cada mañana habla Una verdad muy incómoda: ahora o nunca, de igual modo que ya lo hizo su predecesora hace ya diez años, sin perder un ápice ni de razón ni de actualidad, y para transmitir un mensaje que todos deberíamos escuchar. Pero mala suerte. Este es un blog ecológico, sí: consume 0% de papel y no contamina (por no tener no tengo ni coche y el ordenador pertenece a la biblioteca pública), pero no es un blog sobre ecología, ni siquiera sobre actualidad. Este es sencilla y principalmente un blog de cine, y en ello nos vamos a centrar ahora.
Una verdad muy incómoda:ahora o nunca es un documental que renuncia a recreaciones o animaciones para contarnos con imágenes reales como el cambio climático está afectando a todo el planeta, de los polos a Miami pasando por la India y Filipinas. Sin renunciar a imágenes sobrecogedoramente hermosas (el estado del glaciar), a testimonios que horrorizan (los de supervivientes a diversas catástrofes naturales) o a anécdotas tan surrealistas como estremecedoras (los habitantes de la India cuyo calzado se queda literalmente pegado al asfalto, derretido por un calor que no deja de crecer), la película realmente llegan a estremecer a un espectador que, a pesar de haber podido ver ya más de uno en los telediarios, queda todavía más impactado al poder verlos en la pantalla grande. Poco más basta para hacer de esta obra un auténtico agitador de conciencias, a la par que demuestra el valor de soluciones como el empleo de energías renovables y como, con esfuerzo se puede avanzar, tanto a nivel local como internacional, como vemos en la cumbre del clima en París de 2015 con la que se cierra la cinta.
Pero para su desgracia este documental cuenta con dos protagonistas. Por un lado está la indefensa madre tierra, y por otro lado su caballero de brillante armadura, el ganador del nobel Al Gore, y si nos remitimos a símiles astronómicos la primera casi queda totalmente eclipsada por el segundo, un personaje omnipresente desde el primer al último fotograma y que consigue intercalar su (valioso) mensaje con pequeños guiños a su vida privada (la carta de su hija, el viaje en metro a la cumbre...), haciendo que la cinta parezca más un documental sobre la labor de Al Gore como conferenciante y defensor del planeta que realmente que sobre el cambio climático, casi como una versión alargada y mejorada de sus charlas por todo el mundo. Una hagiografía en toda regla que puede descolocar a más de uno, y más con las referencias continuas a la política estadounidense, algunas necesarias (las declaraciones de trump) y otras no tanto (la visita al alcalde republicano), y mermando el ritmo de una película que realmente necesita la empatía de un espectador que la carencia de este solo puede mermar. Y es que el mismo Gore logra casi que en algunos momentos olvidemos a que tipo de proyección estamos asistiendo, logrando sacarnos de un drama en el que las imágenes hablan por si solas e incluso minimizando otros dramas de carácter no ecológico frente a su cruzada planetaria (La guerra de Siria), aunque quizás otra cosa sería lo mismo que pedir a Michael Moore que filmase un documental sin Michael Moore.
Más que recomendable visionado para involucrados en la defensa del medio ambiente Una verdad muy incómoda: ahora o nunca llega a las salas españolas el 6 de octubre
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