¿Ocean's seven eleven?. No hace falta hacer el chiste, que desde los primeros minutos de La suerte de los Logan parece ya servido en bandeja, sino que la propia película se lo apropia en su último arco, al contarnos una historia de grandes robos jamás contados, de esos de plan diabólicamente calculado al dedillo, gran premio gordo al final de túnel y extraños compañeros de banda unidos por el amor...al dinero, pero con un puntito diferente.
Así la cinta nos presenta a los Logan, un trío de hermanos que parece marcado por una suerte esquiva que los hace aproximarse a unos clichés más cercanos al drama, como son los del padre divorciado que lucha por mantener el contacto con su hija pequeña o los del veterano de guerra mutilado en la batalla, pero que en esta ocasión, merced a su descabellado plan de apropiarse de la recaudación de un impresionante circuito de carreras, se va a aproximar a un cliché distinto, el del robo de altos vuelos, pero que en esta ocasión troca smokings y vehículos de lujo por los medios de los que no dejan de ser una pequeña banda de perdedores, aportando así un nuevo enfoque a un subgénero con el que el director de esta película, Steven Soderbergh, ya ha coqueteado en numerosas ocasiones y que le ha granjeado algunos de sus mayores éxitos con la saga Ocean's.
El resultado es una cinta divertida que, a la vez que recupera este espíritu de la comedia de robos se convierte en su reverso (del mismo modo que nos enfrentamos a esa subtrama en torno al concurso al que se presenta la hija del protagonista y que es casi un anti Pequeña Miss Sunshine) nada oscuro (a pesar de cierto sith que figura en el reparto), con algún gag memorable (el destino del brazo protésico) y alguno tan recurrente como simpático (las referencias del alcaide a las cosas que "nunca pasan en Monroe"), con unos actores en unos roles a los que no nos tienen acostumbrados, como ese Daniel Craig que se permite alguna de las mejores réplicas del film, pero que saben moverse con naturalidad en una historia de esas tan emocionales como trepidantes en las que todo parece torcerse para que al final todo encaje.
La suerte de los Logan no es la cinta más original del mundo en su planteamiento, pero si se permite un toque de frescura con su ambientación y personajes, convirtiéndose en un entretenimiento eficaz de esos que saben atrapar al gran público gracias a una fórmula que no por popular resulta menos efectiva. Si la extraña suerte de sus protagonistas afecta al resultado en taquilla el tiempo lo dirá aunque siempre parece haber resquicios abiertos a las extrañas coincidencias, como esa importancia de una canción, Take me home, country roads de John Denver, en dos cintas de reciente y próximo estreno en las que tiene un papel protagonista Channing Tatum (la segunda entrega de Kingsman y la propia La suerte de los Logan)...y es que las cosas, como les sucede a los propios Logan,a veces arece sometidas a alguna extraña casualidad.
Ladrones de guante gris pero con el encanto de siempre...La suerte de los Logan llega a las salas españolas el 12 de octubre.
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