la mañana se cerraría con el encuentro con la galardonada Caroline Munro, de cuya presencia en realidad podríamos disfrutar todo el festival, y a la que se le dedicaría la primera proyección de la tarde, Maniac.
Y esa misma tarde simultáneamente a Maniac se proyectaría Hostile. Drama de ambientación apocalíptica que presenta paralelamente un presente en el que su protagonista, atrapada en un coche, se enfrenta a un ser temible que ronda el lugar del accidente, a la vez que expone los recuerdos de un pasado que, en este caso si parece fue mejor, la película presenta una curiosa premisa que quizás se hace más previsible en sus últimos instantes. Sin embargo logra mantener el interés del espectador en todo momento, con una heroina llena de sombras convincente, un buen ritmo y una historia que logra engancharnos, especialmente unos flashbacks que nos hacen desear que se interrumpa para volver a ellos la que es, realmente, la historia principal.
Con el visualmente espectacular sin renunciar a una bien equilibrada carga emocional corto Caronte se abrió la ración de zombies del festival Les affamés.
Cinta de ámbito rural, algo a lo que nos han acostumbrado más las series que el cine del género, como la omnipresente The walking dead la película goza de un gran cuidado estético, con escenas tan inquietantes como el encuentro con los zombies de madre e hija en el bosque, captando con gran poesía una naturaleza sobrecogedora que engulle casi literalmente a sus protagonistas. Con unos protagonistas que resultan simpáticos (me quedo con esa ama de casa de catálogo reconvertida en máquina de matar) y toda una serie de elementos clásicos del mundo zombie la película sin embargo adolece de un sentido del ritmo excesivamente pausado que hace que perdamos ligeramente un interés que sabe ganarse con escenas que no renuncian al sentido del humor (las apariciones del hombre que grita) pero que nos deja una ligera sensación agridulce.
La noche traería el corto I am the doorway, basado en un texto de Stepehen King y el lago Revenge.
Rape and revenge en toda regla, como su nombre indica, la película, que acabaría ganando los premios a la mejor protagonista femenina y dirección, constituye una auténtica locura a nivel argumental que exige una completa suspensión de incredulidad por parte del espectador (cada personaje debe tener al menos 25 litros de sangre en el cuerpo para empezar). A ello se suma un estilo hipnótico, con una hermosa visión de la violencia más atroz, que consigue que no apartemos los ojos de la pantalla no solo por la brutalidad de la historia contada sino por unas imágenes que logran invadir completamente nuestro cerebro, haciendo que un argumento que conocemos bien se convierta en una experiencia inolvidable.
La primera golfa propiamente dicha nos presentaría Game of death.
Con una premisa tan atrayente como la de un grupo de adolescentes que descubre que el juego que han decidido jugar es real y que deberán matar a 24 personas si no quieren que sus cabezas literalmente exploten la cinta sin embargo da bandazos entre la comedia gamberra (la guardabosques cantarina) y un tono más dramático (el monólogo final), sin llegar a decidirse por ninguno de ellos, restando algo de fuerza al producto final. Sin embargo logra dejarnos un buen puñado de chistes buenos, unos nostálgicos efectos especiales y un par de escenas de animación, la de los créditos y la de la llegada al hospital, raras en el género, pero aquí suponen dos de los mejores momentos de la cinta, que consiguen dejarnos un buen sabor de boca, y más a horas tan intempestivas.
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