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lunes, 15 de noviembre de 2021

EL SÍNDROME DE LISA


 Hay películas que parecen tirar del lado oscuro del espectador. Cintas cuya premisa puede hacer adorar fácilmente una malicia que hace su nido en el chiste fácil, exigiendo en su visionado un pequeño pacto de suspensión de incredulidad que no hagan de un drama un chiste fácil. "Lamb", flamante ganadora del premio gordo del Festival de Sitges (y también del de mejor actriz para Noomi Rapace) es, sin desvelar sorpresas, una de ellas.

Si obviamos un giro a mitad del metraje que va, más que a dar la vuelta a la trama, a cambiar por completo nuestro concepto de los personajes y todas sus acciones hasta el momento, podríamos calificar fácilmente "Lamb" de drama de personajes, con la historia de una pareja que vive en una granja aislada. 

Ambientada en un increíble entorno natural, presentando imágenes tan sobrecogedoras que no desentonarían en ningún documental, nos encontramos ante una película de hermosa factura que se recrea con inteligencia en los detalles, sacando el mejor partido de unos animales que van a ser clave en el relato. Y en medio de este particular edén un hombre y una mujer cuya soledad se verá rota primero por la incorporación de un nuevo miembro a la familia (el cordero del título, aunque no todo es lo que parece...y no diré más.) y la llegada posterior del hermano de él, poniendo a prueba sus vínculos y alterando su bucólica existencia.

"Lamb" es un drama con un toque surrealista, una fábula mitológica que se vuelve dolorosamente humana, haciendo que lo que pudiera ser un regalo divino se pueda convertir en un castigo de los dioses. Una historia que consigue sorprender y en la que nada resulta gratuito (por favor mantengan en la mente los primeros minutos: su retorcido significado saldrá casi al final), y que conquista tanto por su belleza como por su original presentación del conflicto entre animales y seres humanos 
"Lamb" llega a las pantallas españolas el 26 de noviembre.

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