Aunque su título en un primer momento no podría hacer pensar en un drama romántico de manual, de esos de sobremesa probablemente inspirado en hechos reales, en el caso de Reina de corazones tendríamos que optar por la opción b, la del personaje de la obra de Lewis Carroll. Un nombre que no es gratuito teniendo en cuenta la presencia del libro en la película, siendo la lectura de buenas noches de las hijas de la protagonista, aparte de fruto de un escritor cuyas tendencias sexuales han sido cuestionadas en más de una ocasión.
Nos encontramos así con la historia de una mujer fuerte, madura pero en plenitud familiar y laboral, con un trabajo que la absorbe pero llena y una familia, compuesta por esposo que la desea y sus dos hijas gemelas, que son la luz de su existencia. El elemento discordante llegará cuando el hijo del primer matrimonio de su marido, en una edad difícil, llegue para vivir con ellos despertando en la protagonista unos deseos que no había conocido hasta el momento y que la hará tomar un camino que en cualquier momento puede volverse de no retorno.
Reina de corazones es una cinta rodada con delicadeza, con una cámara que sabe deleitarse en los entornos naturales e incluso mostrar con elegancia escenas de sexo explícito (que las hay), pero sin perderse en manierismos para dar auténtico peso a esos personajes que son la base de la historia. En su centro Trine Dyrholm, uno de los rostros más familiares del cien danés, que sabe llevar la trama a su terreno incluso en aquellos momentos en que su personaje se ve acorralado e incluso arrastrar al espectador hasta cuando adopta actitudes moralmente cuestionables. Un personaje que domina la película de principio a fin, lleno de facetas, y al que, a pesar de estar rodeada de un elenco de actores que saben llevar sus roles con naturalidad, de los más veteranos a los más jóvenes, no es posible hacerle sombra en ningún momento.
A pesar de que la historia en algún momento puede parecernos previsible, e incluso resultar algo vacilante a la hora de arrancar la trama en la que realmente va a centrar sus desarrollo, la película consigue engancharnos de principio a fin, logrando que sus más de dos horas de duración no resulten largas en ningún momento y convirtiéndose en una de esas historias que logra llevar el debate a la cervecita postvelada cinematográfica. Una historia que posiblemente consigue más inquietar que sorprender, revelando una nueva máscara de ese hombre (o mujer) que es un lobo para el hombre.
Reina de corazones llega a los cines el 28 de febrero.
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