POR MUY POCO

Al igual que la sección de historia de muchas librerías la rama de cine bélico tiene una importante parte de su activo dedicada a esa gran tragedia que fue la II Guerra Mundial. No pasa año en que no se dediquen al menos un par de películas a este drama, pero siempre parece haber dos bloque principales, uno más espectacular y otro más dramático, si bien ambas tendencias tienden a contaminarse entre sí. Este año bien temprano ya tuvimos la primera ración, nominación al Óscar incluída, en forma de ese excelente drama que es como una patada en el estómago del espectador que es El hijo de Saúl y del que hablaremos próximamente por estos lares, pero la siguiente llega en breve, hoy hablamos de 13 minutos para matar a Hitler.

 +A finales de 1939 una bomba casi acaba en Munich con la vida de Adolf Hitler, que solamente ha logrado salvarse por haber abandonado el local donde daba un discurso apenas trece mnutos antes de la detonación. Sin embargo el resultado de siete víctimas mortales atormenará el alma de Georg Elser, un relojero, carpintero y músico aficionado que será arrestado casi inmediatemente. La horrible tortura que sufrirá para obtener una confesión firmada hará que poco a poco afloren los recuerdos de una juventud en la que vió como poco a poco su pueblo natal cambiaba bajo las garras de los nazis en la que se enamoró de una mujer casada constantemente malatratada por su esposo.
Drama basado en hechos reales la película nos cuenta la historia de un héroe que, a diferencia de otros grupos de la resitencia, decidió él solo organizar un atentado él solo para acabar con la tiranía que había convertido su pacífico pueblecito en un nido de nazis en el que, ante la impasibilidad de unos y la acción de otros, nadie estaba a salvo de su crueldad.
Huyendo de escenarios más familiares y tópicos como Berlín o la Francia ocupada y con un Hitler que apenas sí atisbamos de espaldas y por breves segundos, la cinta nos traslada a un escenario propio de drama rural, saltando entre el presente, en el que vemos como el protagonista, un hombre que no pertenecía a ningún partido (aunque fuera simpatizante) ni grupo social o racial +de los inicialmente perseguidos por los nazis, es sometido a sangrantes castigos ante la incredulidad de unos torturadores que no pueden concebir que este haya actuado en solitario (y que nos deja alguna perla irónica de un protagonista que sabe mantenerse relativamente entero, como aquella en la que dice haber recibido una llamada del mismo Churchill), y sus vivencias dramáticas en el pasado, en el que se enfrenta a la crueldad humana en todas sus caras, nazis o no (como las brutales palizas que sufre su amante por parte de su marido), para finalmente dar un pequeño salto cinco años en el futuro para contarnos el desenlace de esta sorprendente historia que contrasta vivamente con todas las historias de resistencia que nos ha contado el cine, más corales y espectaculares (ahí están las relativamente recientes Valkyria y Malditos bastardos, pero claro esta no es un producto de Hollywood).
13 minutos para matar a Hitler es una película hiriente, desgarradora, que a pasar de apartar la mirada en los momentos más duros (los planos de la secretaria en el pasillo, o el momento en que el maltratador lleva a su pareja a otra habitación para volver a golpearla) hace que al mismo espectador le duela, gracias a unas interpretaciones que saben alternar el sentimiento más sutil con el más explícito mientras ven que sus pequeños universos se van desmoronando.
Una nueva aproximación a otra cara del conflicto que, sin suponer el mismo nivel de ruptura que El hundimiento, también obra de su director, sabe volver a crear notable inquietud en el espectador con una historia con más sombras que luces, con una visión del conflicto alejada de las grandes conspiraciones y las grandes urbes, sumergiéndones en un microcosmos más íntimo pero regalándonos una nueva cara de aquellos que no supieron rendirse ante la tianía y el dolor.

Gran película para aficionados y legos del género 13 minutos para matar a Hitler se estrena el 4 de marzo.