Con un título que, francamente da para un buen puñado de chistes malos, Terminus es una cinta de ciencia ficción que, tras abrirse con una inquietante escena (un grupo de misteriosos agentes visita a unos ancianos, uno de los cuales se ha curado misteriosamente de su ceguera), nos enfrenta nuevamente al dilema de las intenciones de los habitantes de otros mundos, en este caso unos extraterrestres capaces de, mediante un ingenio similar a una hormigonera, curar al ser humano de cualquier enfermedad o mutilación. Si bien el punto de partida sin ser en exceso original puede resultar muy atractivo la cinta abusa de los clichés propios del culebrón de tarde con su familia desestructurada, sus traumatizados veteranos de guerra y su recuerdo de madre fallecida (este último sin embargo un recurso que saben optimizar en alguna de las escenas más emotivcas de la cinta) dando lugar a una película más previsible de lo que pudiese parecer en un primer momento.
Seguiría uno de los momentos más esperados de todo Nocturna. Tras el huracán Englund, que lo dió todo y más, llegaba la nueva entrega de un premio Maestro del Fantástico, en esta ocasión para el grandísimo Álex de la Iglesia. Agradecidísimo comentó además lo bonito que le parecía el tratarse de un Cthulhu, y tuvo un emotivo recuerdo para sus colaboradores, algunos presentes en la sala, y en especial para el tristemente desaparecido Álex Angulo al que se le dedicó un clip homenaje acompañado de la música de El laberinto del fauno. Y después se proyectó la ya clásica El día de la bestia.
Con veinte añitos casi cumplidos (se estrenó el 20 de octubre de 1995...si lo sabré yo que era el día de mi cumpleaños) El día de la bestia es una película que a día de hoy no ha perdido un ápice de su fuerza original, y sigue tan divertida y fresca como el primer día, amén de ser un auténtico lujo el poder disfrutarla (nuevamente) en pantalla grande. Autodefinida como comedia de acción satánica la cinta sabe aunar humor costumbrista con escenas tan terroríficas como la de la invocación, acción imparable (la pelea en la pensión) y uno de los mejores usos de los escenarios de Madrid que se han visto en el cine más reciente, logrando que las torres de Kio pasasen de edificios chorras y feos a icono cinematográfico. Una auténtica gozada que siempre está en mi lista de películas favoritas.
Y llegó el momento de los premios...Liza the fox fairy arrasó completamente con todo, con permiso de Exeter que se llevó dos ex aequo al guión y los efectos especiales, de Afterdeath que se llevó el de la categoría Dark visions, Bunny the killer thing el de Madness y la sorprendente Presagio a la mejor película latinoamericana. El premio del público recaería en la muy inquietante It follows y los de cortos en The fisherman y Dernière Formalité. Al fin de la entrega de premios la proyección de Big game, lo último del director de Rare Exports.Por desgracia la cinta sufrió un fallo técnico y solo pudimos verla hasta la mitad...y eso que el comienzo no pintaba nada mal, con un niño enfrentado a un reto de madujrez como cazador que de golpe y porrazo se topa con una cápsula de la que sale el mismísimo Presidente de los EE.UU, un Samuel L. Jackson con un poco menos de malas pulgas que de costumbre (ya tardaban en darle ese papel) que acaba de ser víctima de un atentado terrorista en su Air force one (el avión que daba nombre a la olvidada cinta con harrison Ford). Hasta el punto que pudimos ver una cinta entretenida, de esas que se nota el presupuesto, pero que todavía estaba presentando los personajes...y hasta su imprevisto fin se merecía...
Y el postre de la jornada tras unos cuantos titubeos (que a la sala 1 parecía que esa noche la había mirado un tuerto...sería que inconscientemente a pesar de ser un ente inanimado tampoco quería que aquello acabase) con la película sorpresa, la deslumbrante Re-Animator que también cumple 30 añitos...y ya sólo quedaba un día. Como fue, muy pronto en Monigotorium.
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