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lunes, 22 de junio de 2015

ICTIOKINOFILIA

La clandestinidad es algo que le sienta bien al cine. Censuras y prohibiciones nos han querido privar muchas veces de diversas muestras del séptimo arte pero el aura de lo prohibido, un aroma misterioso que entra por los sentidos y poco a poco se instala en el cerebro haciéndose irresistible vuelve de vez en cuando. En las últimas semanas esa sensación, la misma que hacía a los españoles de hace unas décadas atravesasr las fronteras para ver cintas de calidad dudosa, la misma que hacía revisar una y otra vez Gilda buscando restos de un falso striptease, o incluso provocaba que alguno denunciara una película por sus realistas efectos especiales al creer que se enfrentaba a una auténtica snuff, ha provocado estragos de nuevo. Y el resultado es que hay un nuevo club de cine en la ciudad, el Club de Cine "El pez eléctrico", cuya primera sesión (y esperamos que no la última) tuvo lugar ayer en...El pez eléctrico (C/ Pez 40...búsquenlo en Facebook) con dos dispares cintas: El último dragón y Carga maldita.
Ochentera cinta de artes marciales sobre un joven afroamericano obsesionado con Bruce Lee que, habiendo terminado los estudios con su Miyagi particular, es aleccionado por este para marchar en busca de un nuevo sensei que le haga alcanzar el nivel definitivo, la película es un divertido híbrido de artes marciales y música (no faltan ni vídeos musicales por todo el morro ni peleas en discotecas).
Con un buen puñado de personajes estrafalarios tanto en comportamiento como en atuendo (descubran el pasado oscuro de William H Macy...bueno más que oscuro fosforito), una eficaz banda sonora (con algún tema de antología), épicas peleas no exentas de chulería (con momento superguerrero incluido), buen ritmo y un humor a prueba de bomba (¡las palomitas se comen con palillos!, ¡El protagonista sufre bruceleefilia!) la película da la vuelta a unos cuantos tópicos de las artes marciales pasados por el tamiz de las peleas de bandas (con el Shogun de Harlem a la cabeza...toma castaña), logrando que una historia ceñida a los tópicos de siempre (chico quiere ser el mejor luchador, chico conoce chica, chico se vende com adalid de la paz y la acaba liando parda...) siga siendo entretenida y en ocasiones hasta sorprendente, y dejando un gran sabor de boca con las andanzas de su soso pero carissmático héroe, al que merecidamente califican ocasionalmente como Bruce Leroy. Cine divertido y bien hecho, que además sabe hasta reirse de si mismo, sin más, y eso por desgracia no es hoy tan frecuente..

De cariz muy diferente es la cinta que se proyectó a continuación, la casi ovidada película de William Friedkin, el director de El exorcista, Carga maldita
Remake de la magnífica El salario del miedo de Clouzot, con la que guarda notabilísimas diferencias (empezando porque esta es en color...el resto solo va a más) la película tarda en arrancar. Tras exponer las acciones más o menos criminales de un puñado de hombres que, huyendo de su pasado, se encuentran en un olvidado pueblo sudamericano cuya única puerta de salida parece ser conseguir el suficiente dinero y documentación para salir de allí, que solo lograrán si llevan un inestable cargamento de dianmita a un yacimiento petrolífero en llamas, la cinta pasa a convertirse en una eficaz cinta de suspense, con un brutal manejo de la tensión y una gran fuerza en sus imágenes tanto en las escenas corales (el ataque al camión, El incendio) como en las más íntimas (la conversación sobre el pasado de uno de los personajes...con trágico desenlace). Si bien la primera parte de la película es bastante desafortunada, y en algún momento hasta confusa, su última parte (en la que ocasionalmente encontraremos algún elemento surrealista como el tarzán de la carretera...por favor no se lo tengan en cuenta), aquella que tiene lugar tras ponerse al volante del transporte de esa "carga maldita" es sencillamente brillante, logrando altísimas cotas de empatía en el espectador y mostrando como pocas veces se ha hecho como el ser humano puede enfrentarse a la fuerza de los elementos, sacando además lo mejor de su exclente elenco. Un film para ver sin prisas...si aguantan hasta el momento clave se disfruta de verdad, de auténtico cine con mayúsculas.
Y con esto concluyó la primera proyección de este nuevo club al que le deseamos larga vida...busquen, busquen...no se arrepentirán.



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