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martes, 10 de marzo de 2015

SYFYEANDO (3)

Tras un día más centrado en las comedias que otra cosay con alguna realemente espectacualar la tercera jornada abandonaba el humor para empezar con un par de joyitas del cine de animación. Como ya nos tienen malacostumbrados el sábado dió el disparo de salida con la sesión infantil en forma de una de las obras maestras de Ghibli, Mi vecino Totoro.
Delicioso cuento sobre una familia con dos hijas pequeñas que, mientras su madre está ingresada en una clínica, se mudan a una casa en el campo en la que conocerán extraños seres fantásticos como los conejitos del polvo o el mismo rey del bosque, Totoro, la cinta es una historia atemporal que no ha perdido un ápice de frescura en sus ya casi 30 años de vida, con una animación magnífica y unos personajes que saben calarnos muy hondo. Imprescindible de verdad.
 Tras la pausa de rigor llegó una nominada al Oscar, Song of the sea
 Fábula con hondas raíces celtas y escocesas nos cuenta como una pareja de hermanos, Ben y Saoirse, huérfanos de madre, se ven obligados a abandonar a su padre, farero, para vivir con su abuela en la ciudad, pero no tardarán en fugarse, viviendo una gran aventura en la que descubrirán la auténtica naturaleza de su madre, un ser mítico capaz de transformarse en foca, y el legado de canciones y leyendas que les transmitió. Maravillosamente animada con unos diseños muy originales y un gran uso del color, la cinta es un cuento para niños de esos que entusiasman a los adultos, con una historia sencilla pero emotiva que no pierde el ritmo en ningún momento.
La tarde continuaría con un par de cintas con niño, en su vertiente más inquietante, y que ya comentamos en su momento rras su visionado en Sitges, dejando muy buen sabor de boca. Good night Mommy (http://monigotorium.blogspot.com.es/2014/10/sitgeando-iii.html) y Cub (http://monigotorium.blogspot.com.es/2014/10/sitgeando-i.html) son dos historias muy distintas que no dejan a nadie indiferente, con mucha originalidad y algún momento de esos que pone los pelos de punta.
Pero en entre ambas tuvimos tiempo de disfrutar de dos origunales cortos animados, Sangre de unicornio (curioso híbrido enttre fantasía épica, drama familiar y animalitos de peluche) y 365 (que como promete y dividido por meses nos muestra 365 minianimaciones a cada cual más bizarra), así como de uncuriosa cinta...Spring
Con un comienzo que casi podríamos remitirnos a terrenos más propios de Hostel y similar Spring nos lleva a Italia, donde un chico que acaba de perder a su madre y su trabajo, y al que busca la policía por agresión, huye para conocer a la que él cree es la mujer de sus sueños...o al menos eso parece hasta la mañana después de su primera noche juntos. Con una idea central francamente curiosa (una suerte de maldición-bendición genética, germen de unas horribles transformaicones evocadoras de toda una serie de monstruos clásicos) la película adolece de una brutal falta de ritmo, tardando en arrancar en exceso, y careciendo durante la mayoría del metraje de una premisa clara, para, en su tramo final llegar a absurdos épicos pretendidamente sentimentales (la visita a Pompeya), un buen material que quizás habría mejorado mucho con otro enfoque.
La noche acabaría, y tras la agradable sorpresa del reparto de cajas de cereales, en una breve evocación del reparto de chocolate en las primeras entregas de la muestra (y que echamos mucho de menos), con una película cuyo título prometía mucho, y que vino a presntar el simpático encargado de sus efectos especiales, Crazy bitches.
Sin embargo, a pesar de su evocador título sus protagonistas, un grupo de antiguas amigas y un amigo (como imaginábamos gay) que se reunen para recordar buenos tiempos en una cabaña en la que tuvo lugar una extraña masacre, tienen más de lo segundo que lo primero, y se convierte rápidamente en una cinta, de ritmo excesivamente lento, en las que no falta ningún tópico de culebrón  y la mayoría se tira los trastos a la cabeza, mientras un maniaco elimina esporádicamente a alguna de ellas, y el pretendido morbo del personaje de la lesbiana o la muerte con ácido no acaban de animarlo. Una lástima en una sesión en la que, por hora, el cuerpo pide más caña (fílmica) que otra cosa.
Y así, somnolientos pero contentos con una caja de cereales bajo el brazo, la caterva de cinéfagos abandonó la sala...pero sólo hasta el día siguiente, que analizaremos mañana.

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