Si bien en sus comienzos Phenomena parecía optar más por el cine fantástico, con terror, aventura y ciencia ficción poco a poco ha ido ampliando sus miras sin abandonar sus orígenes (hace menos de un mes proyectaron Gremlins y Los Cazafantasmas), abriéndose a campos como el musical (Grease) o como vemos en este caso, la comedia. Las primeras sesiones, en el Cine Palafox, sede hoy del Festival Nocturna, dieron paso a los un poco más céntricos Callao City Lights y para muchos su primer contacto tuvo lugar a través de las sesiones de la Muesstra Syfy con maravillosos programs dobles como Ultimatun a la tierra y El planeta de los simios o La mosca (La de Cronenberg, ojo) y Depredador si bien este año nos han dejado con las ganas. Y por supuesto hablo del caso de Madrid, en Barcelona está la sede madre y también organizan pases en Zaragoza.. Más información en http://www.phenomena-experience.com/
Pero pasemos al asunto que nos ocupa...resulta muy difícil calificar dos películas de la talla de estas dos surrealistas comedias, que saben alternar magistralmente gags físicos con unos diálogos inovidables. La sesión comenzó muy animada, con alguno emulando el caballo del Rey Arturo y compañía (luego no sé donde lo dejarían aparvado) y todo. Los Caballeros de la mesa cuadrada, Monty Python y el Santo Grial en su versión original, una película magistral que profetizó el "gangnam style" hace ya más de 40 años, sólo que con percusión cocotera, es, para aquellos que todavía no la hayn visto, la historia de el legendario Rey Arturo y sus nobles caballeros, algunos más valientes que otros, como podemos ver en el caso del aficinado a los trovadores mordaces Sir Robin, que se enfrentarán a numerosso peligros como conejos antropófagos, calenturientas doncellas, caballeros con problemas de ego u obsesión por los monosílabos o el más terrible de todos, su propia estupidez (para muestra cuando uno falla la pregunta crucial sobre...su color favorito). Probablemente no tengan un momento tan icónico como la canción del final de La vida de Brian, pero es imposible dejar de disfrutar con el cúmulo de despropósitos que componen esta película y de sus maravillosas canciones, no importa las veces que se vea.
En la otra cara de la moneda El gran Lebowski, la cinta emblemática de los Coen. Si bien el punto de partida no puede ser más sencillo, un vago (el Nota...para mi sorpresa en los subtítulos su apelativo, Dude, se ha dejado igual...) aficinado a los bolos que se ve inmerso, en un principio por compartir nombre de pila con un millonario, en una compleja trama en torno al secuestro de la mujer de este, la película tiene de todo menos sncillez, con un puñado de buenos actores en estado de gracia, unos bizarros personajes que, inexplicablemente, combinan a la perfección en un divertidísimo puzzle y unas escenas oníricas que han quedado impresas en nuestro inconsciente colectivo...confieso que hacía un buen puñado de años que no la veía pero la cinta no ha perdido ápice de su frescura, un auténtico lujo.
Y así tras disfrutar de estas dos joyas que si no han visto ya tardan, finalizó la sesión. Para aquellos que nos gusta el cine es maravilloso poder ver después de tanto tiempo pelis que ya vimos o que nos pillaron inexistentes o muy pequeños para poder ver en el cine. Y si les va la última frontera y por su cuenta y riesgo hay algunos cines, de verano o no, como los Cinesa, que organizan sesiones de cine-karaoke. Dénle una oportunidad a iniciativas como esta...el niño que llevan dentro se lo agradecerá.
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