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miércoles, 24 de mayo de 2017

PARIS ERA UNA JUERGA

Frida, Carrington, Big eyes... tres peliculas muy distintas pero con un neso en común: ser las biografías de tres pintoras reales, alguna más conocida por el gran público que otra a las que se une la alemana Paula, en torno de la artista Paula Becker, una mujer que en los albores del siglo XX decidió desarrollar un arte ajeno a los convencionalismos imperantes en su entorno.
Película ante todo de carácter emocional, de igual modo que en la cabeza de su en ocasiones alocada protagonista prevalece más el sentimiento que la técnica que intentan imponerle, la cinta nos presea un periplo vital en el que nuestra heroina se enfrenta a su papel como pintora en un ambiente de pintores, en un mundo en el que a pesar de poder entrenar (pagando por su instrucción a diferencia de sus homólogos masculinos como se señala casi al principio del metraje) no es aceptada como mimbro de pleno derecho.
Pero aunque esta reivindicación del valor de la mujer como creadora sea tan inevitable como necesario ( a pesar de alguna escena tan forzada como la del descubrimiento por parte de Otto de las obras que su mujer ha realizado en París...y su posterior confesión) la película hace una serie de interesantes apuntes en torno a un arte que está empezando a cambiar y a escapar de la mera representación de la naturaleza (el comentario del comprador que cree que un cuadro es obra de su hijastra de corta edad y no de Paula, la visita a los cuadros de Cezanne...), aunque este aspecto que podría dar mucho de sí queda minimizada frente a la historia de amor y desamor de la protagonista (con escenas tan llamativas como esa discusión en esa terraza que parece casi digna de una postal, con pompas de jabón y todo), una relación que a pesar de su bucólico arranque acaba haciéndoles sentir una negación de si misma no solo como artista sino como mujer, merced a ese marido que, para no herirla físicamente, logra herirla emocionalmente.
Puula es una cinta que goza de una cuidada puesta en escena, atenta a los detalles y con aprecio por el valor de los contrastes (el aspecto de Paula, abarrotada de bártulos y con la cara sucia frente a sus compañeras de clase, la habitación de Paula y la de Otto en París), al servicio de una historia de superación personal de una mujer capaz de abandonarlo todo por el arte (aun con ese matiz tan llamativo de las continuas solicitudes a su maido de dinero...y es que la vida bohemia es cara), una historia que si bien invita a la curiosidad por conocer a una artista pionera casi desconocida se mueve por una serie de territorios melodramáticos conocidos que nos resultan más que familiares. Nos queda una película vital, de una mujer que al principio y al final parece ocultarse literalemne detrás de sus propios cuadros, pero solo porque en realidad son el auténtico lenguaje para expresarse y conocerse a sí misma.
Paula llega a las pantallas españolas el 26 de mayo

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