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jueves, 18 de mayo de 2017

DIVORCIO A LA ARGENTINA

Hay ocasiones en las que simplemente un título llama la atención, como pasaba con ese primer volumen de la saga Millennium llamado La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina. Algo similar me ha pasado con la cinta argentina Me casé co un boludo, un título (y por le momento me refiero solo al título en sí) casi con ecos de serie B cincuentera (le faltaría la coletilla "adolescente", claro que es algo que precisamente no son ninguno de sus protagonistas) que ha sido todo un éxito en su país de origen.
A pesar de lo que pudiésemos pensar en un primer momento la película adopta el punto de vista de la "víctima" del boludo de marras sino que centra sus primeros minutos de metraje en presentarnos a este personaje en cuestión, Fabián Brando, un famoso actor con un ego desmesurado y una tendencia malsana a ser (o al menos intentar ser, con sus cientos de anécdotas en torno a sus encuentros y trabajos con astros de Hollywood) el perejil de todas las salsas y que sufrirá una auténtica revolución de su existencia al enamorarse locamente de una actria incapaz de mentir, ni siquiera para actuar.
Me casé con un boludo es una comedia romántica de enredo, con mucho de teatral y tal vez con un enfoque menos ácido del que podríamos esperar del choque entre una pareja como la formada por sus protagonistas, dos personajes antagónicos pero profundamente enamorados que acaban sustentando su relación en una mentira (al descubrir por casiualidad que su esposa piensa que es un boludo Fabiá intenta que ella continue con él intentando parecerse al personaje que interpretaba en el rodaje en el que la conoció....algo que a la larga y como se teme el espectador se teme traerá catastróficas consecuencias), si bien la historia avanza por el lado más dulce, sin terceros en discordia (ahí estan los amigos de ella y el representante de él, todo corazón, e incluso ese director de cine que tras descubrir su nueva cornamenta no pasa del mosqueo) ni conflictos excesivamente hirientes.
Así la película nos deja una sensación más romántica que cómica, si bien las peripecias de sus personajes nos hacen esbozar una sonrisa, destacando esa creación del egomaniaco con gran corazón Brando, que se lleva las mejores frases del guión (pero que tal vez daba para un resultado más oscuro), con una tendencia natural más a la réplica ingeniosa que al gag visual (a pesar de ese pequeño giro casi de slapstick al final casi de la cinta que aquí no revelaremos), dejándonos una historia con buenos sentimientos sobre una pareja con química pero con reacciones ligeramente imprevisibles, una historia que en ocasiones puede resultar ligeramente forzada pero que consigue mantener su ritmo gracias a unos personajes que, en el fondo, resultan simpáticos (casi como declara experimentar la protagonista que afirma que boludo sí es, pero malo no) y para los que lo más importante es, simplemente, el amor.
Me casé con un boludo llega a las pantallas españolas el 26 de mayo.

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