Tras unas notas inquietantes en forma de cadáveres y otras de música y color de la mano del bailecillo sincopado de Ana de Armas (algo menos gratuito de lo que parece en un principio) la película nos sitúa rápidamente en un tiempo y lugar: el callejón entre la casa de la protagonista y la lavandería 24 horas en la noche previa a la gran audición. Con unos elementos primarios que incluyen mujer sola, falso lobo y falso cordero la película va creando poco a poco una atmósfera inquietante en un terreno cotidiano gracias a unas interpretaciones más que correctas de los actores, aunque quizás con un desaforado abuso de elementos formales (tanta pantalla partida hacen que en algún momento la película parezca la cabecera de La tribu de los Brady) que más que introducirnos en la película le restan puntos a una empatía que resulta tan importante en una película de género con tan pocos personajes (es más raramente hay más de dos a la vez en pantalla) y que magnifican en exceso momentos que podrían reflejarse de modo más sutil (ese momento pastilla híbrido entre el comienzo de El club de la lucha y un anuncio antidroga cualquiera), incideiendo demasiado en claves que podrían habernos sorprendido más de otra manera. Eso sí, se trata de una cinta que intenta, y en su mayor parte consigue, aportar un punto original, aun incluyendo elementos relativamente forzados (el recuerdo del origen de uno de los protagonistas) y un ritmo demasiado irregular (con una introducción demasiado larga pese a la brevedad del metraje y episodios que no aportan nada) en una película que en el fondo es más intrascendente y divertida de lo que parece, y que se revela se ha intentado filmar con mimo con conseguidos efectos especiales y de maquillaje (el suicidio de uno de los personajes, así sin spoilers) y una fotografía cuidada. Entretenida, merece una oportunidad.
Para amantes de las scream queens y de...mejor dejamos el spoiler.
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