Todo vije empieza con un paso. Claro que este puede ser hacia delante o hacia atrás, algo que no es difícil replantearse cuando un encantador cuento de esos que se leen en una tarde muta en una gigantesca saga de casi nueve horas. El señor Jackson nos deslumbró con una hermosa saga llena de épica y fntasía con un Viggo Mortensen que más enteros ganaba cuando más greñas lucía (no, nos hagáis los tontos ahora...que disgusto el día de la coronación que le lavaron el pelo). Y después, con un porrón de oscars en el bolsillo, sufrió un ataque de georgesluquismo que le llevó a retroceder en el tiempo, a donde quedaba oro, y a contarnos qué pasó antes...por eso hoy hablamos de El hobbit. La Batalla de los cinco ejércitos.
Después de ese épico "la he liao parda" de hace ya un año y tras quitarse de encima un par de personajes que le sobraban (el siempre magnífico Stephen Fry y cierta lagartijilla plutócrata...no, no se llevena a engaño, el bicho ni sale en el tráiler y por grande que sea como ejército no cuenta) nuestra cinta se mete rápidamente en harina y nos da lo que promete en la segunda parte de su título: una grandísima batalla con todas las razas de la tierra media repartiendo estopa para tomar o mantener el reino bajo la montaña y los tesoros que se ocultan en él. Si bien hay algún pequeño detalle que parece escapar brevemente de esta supertrama principal (la pequeña incursión en territorio orco de Legolas & co. para volver rápidamente a alertar al resto) el grueso de la película se ciñe a ello. Así nos encontramos con un apabullante despliegue de personajes fantásticos armados hasta los dientes y con monturas de fantasía (un recurso del que se abusa ligeramente, del cérvido élfico a los superjabalíes y cabras montesas de los enanos...sólo faltarían los nazgül y sus criaturas aladas para redondear el asunto) que se zurrarán sin ton ni son mientras cuestionan temas tan elevados como el amor, la lealtad, la amistad o la codicia (en serio ¿era necesarioese cobardica pseudovillano con tendencia al travestismo?), eso sí, sin detenerse mucho en ello, mientras nos dejan entrever agún toque del Peter Jackson que conocíamos (ese troll kamikaza que derriba la muralla). A ello por supuesto hay que sumarle los numerosos elementos que conectan esta primera saga con la segunda y previa, como la subtrama del nigromante que nos deja para el recuerdo esa imagen de una Galadriel que se transmuta en una sosias de la niña de The Ring por unos segundos o esa pseudoesplicación de porqué no se tomaron medidas antes viendo la que se venia encima y como Saruman se metió (aún más) en el ajo, o ese diálogo entre Legolas y su padre que abre la puerta para las cintas posteriores (que no deja de recordar al final de La venganza de los Sith cuando mandan a Obi-Wan a Tatooine)...todo para añadir una solidez al puente entre ambas que no era necesario. Si pedimos espectáculo lo encontraremos, pero también una historia poco sólida y alargada en exceso (voto por cambiarle el título por trilogía del chicle), por mucho que intente ahondar en una emotividad que no llega tan al fondo como pretende (y eso que hay elementos del lbro original que respeta y que yo en ciertos momentos dudé que reflejara...y hasta aquí puedo leer). Un pantagruélico diveritmento...si acudimos con excesivas espectativas.
Más de lo mismo pero con menos poso...¡y siguen sin cantar! en este caso es algo que inquieta bastante...pero eso sí, una buena opción para entretener a los críos casi 3 horas ahora que llegan las vacaciones de Navidad.
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