Con un título así, más propio de un documental que de una cinta de ficción no cabe duda de que estamos ante una cinta atípica, y más si tras este se oculta además el nombre de Quentin Dupieux, el hombre que nos hizo creer en las intenciones malignas de un neumático o el inesperado talento de una mosca gigante, no cabe duda que estamos ante un producto que nos va a desconcertar tanto como a divertir.
Con su habitual mezcla de costumbrismo y fantasía "Fumar provoca tos" parece llevarnos a conocer a un peculiar grupo de superhéroes, más cerca de los Power rangers que de los Vengadores, llamado la Patrulla Tabaquera. Armados con los poderes de los elementos que hacen del tabaco un veneno mortal, con la ayuda de un robot que parece necesitar más de una actualización y bajo el mando de una rata de peluche de confuso atractivo nuestro héroes parecen necesitar mayor conexión entre ellos. Así, como si de unos compañeros de oficina se tratasen, su jefe, al que nos da la sensación sólo le falta el parche, decide enviarlos a una suerte de retiro para afianzar lazos a una especie de bunker en medio del bosque. Esta solo será la excusa para que a mitad del metraje esta se convierta en una película de episodios en la que vamos a asistir a tres historias cuyos narradores quizás no son los que esperamos pero que nos van a llevar a la dimension más demencial de la estupidez humana.
Hablar de surrealismo en esta película es poco. A todos los referentes del género sentai y a ese villano que se prodiga poco pero que nos remite a esa serie de culto que es "V" se suman peces parlantes, robots suicidas e inesperados psicópatas en una película de fuerte estética retro que es puro absurdo pero que se permite hasta esa bofetada de realidad cuando una niña, que como sabemos es de los pocos que dicen la verdad, señala que las peligrosas criaturas a las que se enfrentan nuestros protagonistas son de gomaespuma. Exigiendo una fuerte suspensión de incredulidad Dupieux parece en más de un momento estar estirando al chicle pero increíblemente logra que este siga sabiendo a fruta moviendose entre la comedia y el terror de chichonabo. Un delirio que nos convierte en niños grandes y sólo pide nos dejemos llevar entre oleadas de gore, pinceladas de falsa trascendencia y la sensación de que en todo el reparto, salvo los niños, nadie parece estar en sus cabales. Un pequeño manjar no apto para todos los paladares pero que satisface con una historia que muta en cada escena en un universo que muta continuamente y que no necesita añadir ese complemento de ' la locura': lo vive desde el primer momento.
"Fumar provoca tos" llega a los cines españoles el 8 de septiembre.
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