Si algo nos han enseñado las películas sobre el holocausto es que el horror no hace distinciones. Ni de edad, ni de sexo, ni de oficio. Basada en una historia real "El superviviente de Auschwitz" presenta en esta ocasión la historia de un boxeador que tras ser liberado intentó retomar su carrera en EE.UU atormentado por los fantasmas de una experiencia que habría de marcarle de por vida.
Barry Levinson, director de dramas solventes apuesta por una imagen poderosa, la de un hombre en las últimas capaz de sacar fuerza de donde no la hay para transformarse en víctima y a la vez verdugo en una realidad terrible. Una figura que puede dar mucho juego cinematograficamente hablando, para explorar contrastes como la fortaleza en la debilidad o esa historia de amor truncada que va a ser guía de sus pasos en buena parte del relato. Pero a pesar de un protagonista que muestra una de esas transformaciones físicas tan queridas por los críticos y alguna imagen sencillamente escalofriante que, por muchas cintas que se acercan a esta pesadilla real, consigue seguir impactando "El superviviente de Auschwicz" no logra destacar con su tratamiento correcto de la trama, aún con ideas que, a pesar de no ser el culmen de la originalidad, siguen siendo efectivas, como esa alternancia entre un presente en color y un pasado en blanco y negro.
Libre traducción del original "The survivor" (así, a secas) estamos ante una de esas obras que parecen de manual, con una buena dirección artística y un casting que se amoldan bien a un guión llamado a golpear en el lado emocional de un espectador que no puede evitar verse sacudido por el efecto, durante y después, de una de las muestras más grandes de maldad que ha dado el ser humano.
Pero a pesar de ello esta película que incide especialmente en el estrés postraumático de nuestro protagonista no logra el k.o., divagando en más de un matiz y sin alcanzar el nivel de empatia de los clásicos del género como "El pianista" o "La lista de Schindler".
"El superviviente de Auschwitz" es una película necesaria, pero brilla más en sus pequeños detalles que en su conjunto, aún fusionando dos campos tan populares y emocionales como son el pugilistico y la II Guerra Mundial (y sus consecuencias). Una cinta que se une a un género que nos ha regalado piezas demoledoras pero que aquí se mantiene dentro de lo convencional, aún dentro de los límites de un dolor que ni mil películas llegarán a describir en toda su intensidad.
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