Nos hemos acostumbrado a un cine de terror en el que las fiestas sin importantes. Desde la Navidad al baile de instituto (las populares "prom") pasando por San Valentín o el solsticio de verano cualquier fecha señalada es susceptible de añadir a dulces y copas su gotita de sangre y su susto inesperado. Y nadie puede negar que, durante décadas y todavía hoy, uno de los grandes motivos de celebración en España son las primeras comuniones. Aquí es donde entra en juego "La niña de la comunión", una película en la que la homenajeada y su muñeca se van a convertir en una auténtica pesadilla para un grupo de adolescentes de los 80.
Partiendo de un suicidio cuya verdadera dimensión y causas iremos descubriendo a lo largo del metraje la película es una historia de terror incruento (con alguna contada excepción) con aroma a leyenda urbana. Su particular villana, una niña vestida de comunión que arrastra a aquellos que se encuentran con ella a unos entornos de pesadilla que acaban sumiéndoles en la locura (amén de marcarles la piel con una extraña irritación), es perfecta heredera de personajes como la llorona o Sadako, si bien su grotesco aspecto hace que el personaje pierda enteros en los primeros planos.
"La niña de la comunión" es una película que conoce bien los recursos del género. Con tendencia ligera al 'jump scare' y a viejos amigos como las luces que se encienden y apagan, los sustos por la espalda y los objetos que se mueven inesperadamente, aunque se corte, a pesar de su título, a la hora de incidir en simbolismos religiosos más allá del vestido de comunión . Todo en un entorno que no deja de remitirnos al universo del j-horror con su tendencia a los entornos acuáticos (incluyendo alguna escena prácticamente calcada de ese clasicazo que es "Ringu") o esa escena que tiene lugar en los lavabos que no deja de recordarnos a más de una leyenda urbana nipona.
Con un desarrollo de manual la cinta no consigue sorprender, a pesar de un desenlace que da la vuelta completamente a lo visto hasta el momento, pero sí presentar un producto más que correcto con unos protagonistas que consiguen crear empatía en el espectador y consiguen resultar naturales. El factor nostálgico, con una ambientación ochentera que consigue el guiño cómplice de buena parte del público, al igual que en cintas del género como "Verónica" (impagables la llegada del coche a los compases de 'Lobo hombre en París' o esa hermanita que se deja sobornar a golpe de Superpop), es usado con inteligencia en partes como la de la cabina telefónica.
Aunque en más de un momento siempre surja alguna duda respecto al comportamiento de sus protagonistas (hay algún momento en que parecen estar casi a que aparezca el "bicho" de turno) "La niña de la comunión" consigue resultar una apuesta entretenida, quizás más adecuada para los nuevos adeptos que para los veteranos que se conocen todos los trucos, pero que se disfruta más con amigos y palomitas. Si da para franquicia, como invita su final, la taquilla lo dirá.
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