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domingo, 22 de agosto de 2021

JUEGOS DE PAZ

 

Aunque siempre ha habido espacio para robots entrañables como los protagonistas de Cortocircuito o Wall-E hablar de inteligencia artificial en el cine casi siempre nos hace pensar en ordenadores rebeldes como HAL o directamente en autómatas asesinos dispuestos a rebelarse contra sus creadores de forma poco pacífico. Sin embargo los últimos avances han abierto nuevos campos para la ficción como es el mundo de los videojuegos. Vale que siempre ha habido pasatiempos que han salido rana como el cubo cenobita o Jumanji (es más, su reboot, en un inteligente lavado de cara, apostó por cambiar tablero por consola) pero el campo llega como rezaba la zona del crepúsculo esa "hasta el infinito". En este berenjenal brota Free guy.
Esta comedia de acción huye desde el primer momento de ambigüedades. Guy vive una vida feliz como cajero de banco en una ciudad, Free city, en la que el crimen es el pan de cada día que va a descubrir, tras enamorarse a primera vista de la que resulta ser una jugadora humana, que su mundo no es sino un videojuego. Pero esta película no es precisamente un ejercicio de instropección metafísica ni una reflexión sobre la interacción entre seres humanos. Sí plantea ligeramente una crítica al exceso de violencia en algunos juegos, pero no deja de ser un chiste más en la que en el fondo no deja de ser la típica trama de chico conoce chica...solo que él no deja ser un puñado de píxeles digievolucionado y ella una programadora intentando demostrar que el hogar de él piratea parte del código de un trabajo suyo. Ahí es nada.
Free guy es una película desaprovechada. Efectos especiales bien integrados, eficaces escenas de acción y algún gag brillante mantienen a flote una cinta que resulta entretenida en un arranque que no deja de recordarnos a La LEGO película pero que va perdiendo ritmo a medias da avanza, intentando moverse en una liga similar a Rompe Ralph pero quedándose más cerca de la no muy recomendable Pixels.
Sin embargo se agradece que este Free guy no abuse de las referencias concretas a videojuegos, lejos de la apabullante Ready player one. Aunque a nadie se le escapen , entre otras, las relativas a Fornite y sus mecánicas (como las skins o los bailecitos e incluso algún arma icónica), clásicos como Portal o juegos de mundo abierto a lo GTA los mejores guiños vienen de la mano del universo Marvel, desde los pósters en casa de uno de los jugadores a dos de los golpes de la batalla final (uno encadenando con el gran cameo de la cinta...no, no es Lobezno, pesaos). No estamos ante un quien es quien sino ante un intento de presentar el entorno gamer con sus explosiones, sus misiones complementarias absurdas (si, encontrar las mascotas de la típica vieja de los gatos) y sus novatos que intentan andar contra una pared.
Free guy es una película de propuesta interesante, pero su parco sentido del ritmo y su histriónico villano (un insoportable Taika Waititi al que preferimos detrás de las cámaras. Pero gracias por sacar una escena con hacha en la que NO se copia El resplandor) lastran un film de trasfondo blanco escondido bajo un puñado chistes remotamente sexuales (esas eróticas referencias al café). En un rol en las antípodas de su carismático Deadpool Ryan Reynolds intenta repetir la jugada con mismo entusiasmo pero desigual fortuna, dejándonos un producto que suscitará alguna carcajada pero que pronto abandonará el recuerdo del espectador como píxeles en el game over.

Free guy ya está en cines de toda España.



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