MASACRES Y MENTIRAS

 

Hasta en un período tan terrible para la historia de la humanidad la picaresca ha tenido su rinconcito. Aunque si hemos de ser sinceros para mucha gente no no fue una mera vía para enriquecerse, sino una pura cuestión de supervivencia. Este es el caso de El profesor de persa.

Emotiva fábula en medio del horror El profesor de persa cuenta la historia de un judío belga que consigue salvarse in extremis de la muerte fingiendo ser persa, ya que su buena fortuna, aún en medio del infierno, hace que casualmente un alto cargo nazi esté buscando un profesor de farsi. A partir de aquí se establecerá una compleja relación entre ambos personajes, el auténtico sustento de una trama que sabe jugar con el suspense (desde el comienzo el protagonista sabe que en cualquier momento puede ser descubierto) pero que no parece seguir ninguna dirección concreta salvo averiguar el destino de ambos al final de una guerra que acabará como todos sabemos.

El profesor de persa sabe jugar con inteligencia con los ingredientes de los que dispone. Una víctima superviviente en potencia que poco a poco ve como aumenta su empatía con sus compañeros infortunio. Un verdugo que sorprende en más de una ocasión por un entusiasmo casi candoroso, pero que puede pasar en un momento de la amabilidad al sadismo. Y un telón de fondo, filmado con una delicadeza que saca el mejor partido de los entornos naturales, en el que se desarrollan una serie de dramas que no por secundarios encogen menos el corazón del espectador.

Una película que, aunque se inspira en hechos reales, exige una fuerte suspensión de incredulidad por parte del espectador en su punto de partida pero consigue salir airosa moviéndose entre el surrealismo y la más dura realidad. Y lo logra sobre todo gracias a unos actores que consiguen dotar de humanidad a sus personajes. Nos queda una historia fresca que sabe mantener el interés del espectador durante todo su metraje y demuestra que aunque no falten muestras cada año el cine sobre los horrores de la II Guerra Mundial tiene mucho que decir.

 

El profesor de persa puede disfrutarse ya en cines.