Salvar o morir comienza con uno de los carteles más terroríficos del cine moderno, y al que no acabamos de acostumbrarnos: basado en hechos reales. Un letrero al que nos han familiarizado numerosos telefilmes de sobremesa y que aquí da pie a una historia de caída, superación y reinvención sufrida por un bombero que casi pierde la vida en un terrible incendio.
Tomando como título el lema de la brigada de bomberos de París Salvar o morir es todo un viaje emocional. Tras unos primeros minutos que empiezan siendo interesantes, presentando la rutina del cuerpo, pero que van tornándose repetitivos la película da todo un vuelco con el accidente sufrido por el protagonista, en una escena rodada con garra y buen sentido del ritmo, para sumergirnos a continuación en una rutina mucho más dolorosa.
Una historia a la que nos hemos enfrentado en la gran y pequeña pantalla, y en la que no faltarán los momentos autodestructivos, las pesadillas y las dudas en un proceso de transformación que amenaza con convertir a un joven y entusiasta bombero en un monstruo, y no, como el cree él por el mero aspecto físico sino por como la dolorosa rehabilitación que va minando su psique y la relación con su familia, y que se recalca en el momento álgido con esa penetrante nota de órgano que parece querer remitirnos a El fantasma de la ópera.
Nos queda una historia tremendamente convencional, aunque sabe sacar partido inteligente de sus medios (el viaje en metro) y sobre todo de un actor protagonista que brilla especialmente en los momentos más terribles para su personaje, en los que tras las máscaras usadas por los quemados graves saca el mejor partido de sus recursos actorales, así como de los secundarios que saben mostrar todo un dolor que a pesar de no ser físico no es menos terrible.
Sin embargo un sentido del ritmo irregular, una tendencia a la metáfora grandilocuentes (las máscaras de Ensor) y unos últimos minutos finales indescriptibles (sin destripar nada hay algún elemento casi de vergüenza ajena) no mantienen el nivel de una cinta que consigue deslumbrar en algunos momentos, pero cuya trama ya nos han contado en numerosas ocasiones, quedando como una buena opción para los amantes del drama con toque romántico, no tanto para los espectadores que buscan ese algo más.
Salvar o morir llega a los cines el 6 de marzo
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