Este documental de producción italiana emprende una ambiciosa cruzada: hablar de las obras expuestas en el Prado como fruto de las colecciones reales desde Carlos V. Con un comienzo que puede descolocar al principio al espectador, presentando el paisaje al que se enfrentó el otoñal emperador cuando decidió retirarse al Monasterio de Yuste, al que se llevó en su retiro la impresionante La gloria de Tiziano, que puede verse en el Museo, la película es un recorrido no cronológico por las obras de algunos de los pintores más representados en sus fondos, en especial Tiziano, Velázquez, Rubens y Goya, pero con alusiones también a obras tan increíbles como Rogier van der Weyden, Luca Goiordano o Antonello de Messina.
En realidad, si obviamos ese nexo común que es el Prado en sí, nos encontramos ante un producto inconexo, que aunque cede voz a algunos de los profesionales que trabajan al frente de la pinacoteca también a personajes de otros ámbitos como bailarinas, arquitectos o familiares de figuras tan relevantes como Saura o García Lorca, dando una visión multifacética de la importancia de este centro cultural, pero sin incidir en exceso ni en la relación, como parece indicar el título, entre mecenas y creadores ( resulta más adecuado su título original, The Prado Museum. A Collection of Wonders) ni aportar datos esclarecedores en torno a su historia con la salvedad de un proceso de creación por el que pasa casi de puntillas, tornándose más una enumeración de sensaciones que una verdadera investigación de una pinacoteca que oculta secretos y anécdotas como para hacer mil documentales.
Pintores y reyes del Prado se antoja más una entusiasta carta de presentación al mundo de un museo imprescindible que un auténtico análisis de la figura. Siempre es maravilloso poder disfrutar de los detalles de la obra en pantallas grande así como la mención de otros lugares tan importantes como el monasterio de El Escorial o el convento de las Descalzas reales (dos opciones más que recomendables para visitar...y revisitar) pero nos encontramos ante un producto que pasa de puntillas, como no queriendo hacer ruido, por sus salas, bajo la impresionante voz de un Jeremy Irons que amén de haber hecho crecer el interés respecto a este documental constituye la perfecta definición de un narrador subjetivo. Una película para recrearse en el arte pero sin profundizar en él pero, que esperemos, consiga animar a más de uno a ver estos auténticos tesoros en persona.
Pintores y reyes del Prado llega a los cines el 9 de diciembre.
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