En las fábulas con moraleja, que suelen ser las buenas, mentir nunca suele ser buena idea, y más en el caso de niños traviesos y jovencitos atolondrado. El otro lado, el de las mentiras piadosas se tiende a ceder a adultos con buenas intenciones. Una pequeña mentira da la vuelta a los roles y a la jugada, con un niño que miente, pero que lo hace para sacar a su padre de un bache emocional del que solo puede sacarle una mentira...y de las grandes.
A pesar de un fondo deportivo muy acusado, tomando como base la historia de un pequeño genio balompedico que, habiendo quedado a las puertas de ser seleccionado por el Arsenal, decide contarle a su padre que ha entrado en el equipo para no destrozar más a un hombre hundido por el paro y un divorcio, nos encontramos ante un amable drama familiar. Una trama con alguna chispa de comedia y que revela como la esperanza puede cambiar a la gente, y para bien.
Un mensaje hermoso, aunque fuera de el tándem padre-hijo da poca entidad al resto de los personajes (sorprende que no haya ni némesis propiamente dichas...tememos más que se descubra la mentira por sus propios propagadores que porque alguien malintencionado se vaya de la lengua), que orna una historia parca en suspense (a pesar de la mentira y la bola que va creciendo a su alrededor afectando a madre, amigos y prácticamente todo el barrio. El fútbol es lo que tiene) pero que se ver con agrado e incluso un poquito de complicidad. Algo que logra especialmente gracias a unos personajes simpáticos (por no caer mal no cae mal ni la nueva pareja de la madre, y eso que es el típico personaje destinado a convertirse en el ogro de un cuento de este tipo) encarnados por unos actores que saben insuflarles naturalidad, destacando especialmente sus intérpretes infantiles, en particular un protagonista que sin dejar de ser un niño sabe transmitirle toda la madurez necesaria a su rol.
En Una pequeña mentira el fútbol es solo la puerta de entrada. Pero es algo que puede invitar a disfrutar de ella a un público en el que quizás no pensemos inicialmente al enfrentarnos a una cinta como esta: el infantil. No es una película como la popular Los futbolísimos, con sus altas cotas de suspense y comedia. Es una película agradable, de esas a las que les gusta despedirse sin cabos sueltos y dejar la sensación de que el mundo, a pequeña escala, puede ser un rinconcito mejor para todos. Una entretenida cinta para los adultos, pero también para los más pequeños, con unos personajes cuyo comportamiento no es modelo a imitar, pero que sí nos dan una hermosa perspectiva de las auténticas prioridades en la vida.
Una pequeña mentira llega a las pantallas españolas el 4 de octubre.
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