El cine aparte de entretener hacer pensar, y no solo en torno a las grandes preguntas en torno al sentido de la vista, el universo y todo lo demás. Viendo Gloria Bell, la última película del director de la oscarizada Una mujer fantástica, me he percatado que es difícil encontrar en el séptimo arte, lejos de alguna mascota animada henchida de felicidad absurda, personajes que parezcan ser realmente felices. Gloria, una abuela estupenda, a pesar de sus problemas y visicitudes amorosas da la sensación de que lo es y eso no es precisamente sencillo.
Remake de Gloria, también dirigida y escrita por Sebastián Lelio, Gloria Bell es la historia de una mujer de vuelta de todo. Divorciada desde hace años, con hijos ya mayores e incluso un nieto de corta edad Gloria es una mujer autosuficiente que encuentra la felicidad absoluta cuando baila, y para la que la música (en una selección de clásicos francamente espectacular y que, adelanto, solo puede encontrar su remate en una canción que imagino la mayoría ya adivina) es una parte fundamental de su existencia. Un personaje vital, luminoso, al que Julianne Moore sabe insuflarle auténtica alma.
En Gloria Bell no hay grandes problemas existenciales, solo circustancias fruto del natural devenir de la existencia. Nuevos amores, algún problema económico, desengaños amorosos, enfermedades que con paciencia puede que nunca evolucionen...pasos que podrían minar la vida de más de uno pero que los personajes de la cinta, y en especial su protagonista sobrellevan con algo que parece ser la clave de esta película: la naturalidad.
Y es que todo en esta historia parece fluir con la mayor serenidad posible incluso en momentos tan hirientes emocionalmente hablando como puede ser una ruptura amorosa, en torno a unos personajes ante los que uno no puede dejar de sentir cierta simpatía, ya que pudiendo ser auténticos maremotos se convierten en agradables olas entre nuestras piernas.
Gloria Bell es una película sobre la alegría de vivir, sobre el sobreponerse al día a día con la mejor cara y si es posible con un poco de ritmo. Una cinta con un ligero toque de realismo mágico (ese gato esfinge que parece acosar a nuestra protagonista), de imágenes sencillas pero que saben revelar la belleza de lo cotidiano (ese impresionante plano de la peluquería). Sencillamente una película que hace sonreir, no por ser una comedia al uso, ya que sería incluso difícil certificar en que género nos estamos moviendo, sino porque logra encender una pequeña luz cada vez que parece que avanzamos un paso hacia la oscuridad.
Gloria Bell llega a las pantallas españolas el 1 de mayo.
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