Translate

jueves, 25 de abril de 2019

MIRA QUIEN BALBUCEA

Casi 900.000 espectadores en Francia y siete nominaciones a los premios César, incluyendo mejor película es la carta de presentación de En buenas manos. Unas acreditaciones que sorprenden tratándose de una película sobre un tema que podría resultar tan espinoso como es la adopción pero que aquí sorprende por su enfoque.
En buenas manos empieza por el final: una mujer atónita recibe la noticia por la que lleva mucho tiempo luchando, la confirmación de la adopción de un niño de apenas un par de meses. Aun conociendo el feliz (aunque no definitivo) desenlace de entrada En buenas manos nos va a llevar por múltiples caminos. Poco importan las circustancias que han llevado a la madre biológica a dar en adopción a un recién nacido, o las razones de que esta otra mujer, futura madre adoptiva, haya roto con su pareja pero aun así decida seguir luchando por un hijo. Como afirma uno de los diálogos de la cinta este es un cruce de historias, pero no pasadas, sino presentes. Las historias de todo un grupo de profesionales para que un niño encuentre la felicidad en un nuevo hogar.
A pesar de algunos elementos tan llamativos como ese hablar con un niño de meses como con una persona adulta para contarle a que situación se enfrenta o la importancia de los hogares de acogida previos a las adopciones definitivas En buenas manos destaca por la naturalidad de la historia que presenta pero sobre todo por el valor que otorga a todas las personas dedicadas a una labor tan difícil como la de formar nuevas familias.
Un viaje apasionante, que gana al revelar la humanidad de sus personajes gracias a los pequeños detalles (las reacciones ante el insomnio del niño, la obsesión por los dulces de una de las asistentes sociales...) y sobre todo a un gran elenco de actores que sabe transmitir con naturalidad emociones como el nerviosismo (la casi catastrótica audiodescripción de la madre la noche previa a conocer a su futuro hijo) o la emoción de la despedida. Esta es la clave de un film que no precisa ni alardes visuales, ni diálogos chispeantes ni sorpresas oscuras. Una historia en la que la única clave es la emoción ante ese anhelo vital que es tener un hijo, y que sabe presentar con una corrección y respeto absolutos frente a toda esa cascada de papeleos y pase que exige el poder sumar a una familia, más grande o más pequeña, un nuevo miembro de otra sangre.
En buenas manos llega a los cines españoles el 1 de mayo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario