A veces resulta difíciñl recordar cual es la primera película que uno ha visto en su vida de determinada nacionalidad o género pero en el caso del cine argentino mi primer recuerdo siempre va asociado a la proyección en clase, cuando todavía iba al colegio, de Un lugar en el mundo, una cinta cuya trama, independientemente de su calidad, no me enganchó (tal vez fuera la inmadurez....la verdad que suponía una elección más que curiosa), pero que mostraba unos impresionantes parajes naturales. Salvando las distanciassu recuerdo ha retornado brevemente al ver Nieve negra
La cinta tiene todos los ingredientes de un drama de raíces clásicas: una herencia envenenada, odio entre hermanos, un oscuro secreto del pasado...factores que se mezclan pata dar lugar a una trama de esas que anuncian casi desde su primer fotograma una sorpresa a la hora de enfrentarnos a su desenlace (e incluso permitiéndose romper por un instante la cuarta pared) y cuya clave empieza a desentrañarse desde antes incluso que la pantalla de a conocer el título de la película, a través de unos flashbacks cada vez más extensos que revelan que el pasado de sus protagonistas puede ser todavía más oscuro que su propio presnte.
Sin embargo su trama es más sencilla de lo que puede parecer en un primer momento, e incide en exceso en matices que en realidad, no lo precisan, sin lograr arrastrar a un espectador que, sin embargo sí puede conectar más gracias a su interesante y más cuidada puesta en escena, capaz de crear un hermoso y claustrofóbico entorno, el de una cabaña en medio de un inclemente bosque que parece perpetuamente cubierto por la nieve y en el no faltan los animales salvajes, y que nos presenta imágenes tan bellas como la de Laura descubriendo por primera vez los cuadernos de Sabrina (con ese detalle de la cortina de tonos rojizos que parece conectar con los dibujos), haciendo que en gran parte de su metraje destaque el continente por encima del contenido.
Nieve negra nos regala las interpretaciones de los que son actualmente las estrellas má brillantes del cine argentino, pero ni su labor ni su carisma levantan un producto previsible, que incluso intenta jugar con el espectador con alguna revelación pretendidamente sorprendente (le confesión sobre la mano, el hallazgo de la nota...) de última hora. Sí, la cinta parece dar pie para un gran duelo interpretativo que no llega a dar su do de pecho (para otro día dejanos el papel de su protagonista femenina, una bisgra entre ambos que parece difuminarse a pesar de su peso en la historia), dejándonos un conjunto irregular, con algún momento interesante y un bello acabado, pero que no acaba de calar en un espectador que quizás se interne en esta historia de amoy y odio con demasiadas expectativas.
Nieve negra llega a las pantallas españolas el 12 de abril.
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