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jueves, 25 de septiembre de 2014

CUAL POLLO SIN CABEZA

Hay películas que llevan la palabra "producto" escrito con letras de oro en su cabecera, y encima ahora le ha tocado el turno a las distopías teens, esas de futuro horrible en que los pobrecitos adolescentes caen como vulgares dípteros. Battle Royale es la madre no reconocida (pelín fuertecilla para los cánones hollywoodenses), Los juegos del hambre funcionaron muy bien, Divergente salió ranilla y ahora vuelven a la carga con El corredor del laberinto.
Sin ofrecernos mucho, y con mucho de lo que hemos visto ya nuestra cinta nos cuenta la historia de un no tan cándido grupo de adolescentes (bueno, y algún armario empotrado cuya edad nos cuestionamos un poquito) aislado en el interior de un laberinto del que no saben salir pero que exploran cada día con la intención de escapar. El último en llegar, ya que al parecer cada mes llega alguien nuevo sin recuerdos de su vida anterior con la salvedad de su nombre, será el héroe de nuestra historia, con todas las cualidades de los protagonistas de este subgénero, como para empezar cuestionar todas las normas que imperan en el grupo...cosa que al contrario que en la vida real le sale bastante bien. Sin embargo a este autosuficiente grupo de pitufos (todos son chicos sin explicarnos el porqué) pronto llegará una pitufina con una inquietante nota que contribuirá a aumentar las dudas y dar el pistoletazo de salida para esa huida final que todos esperamos (esto no es spoiler, el que espere otra cosa va listo). Nos encontramos ante una película una miguita más oscura y críptica que la media (un tufillo a lo Perdidos que no le sienta mal del todo), con un elemento que no se prodiga en exceso últimamente en este tipo de films como son los monstruos (con nombre de juguete erótico y casi hijos bastardos de los de Starship troopers), y tópicos a gogó, especialmente en el caso de los personajes, desde el émulo de Samsagaz hasta el segundo de a bordo que sale rana, si bien sabe mantener el interés con una obra que parece no dejar de gritar que se trata de una primera parte y si consigue suficiente pasta continuará. Sí, intenta mantener el inrerés con giros de guión que en el fondo no son tan radicales y gana cuando más oscuro se torma el film (la noche aislados en el laberinto, que la revelan casi una versión light de Cube que se acentúa en sus últimos momentos), sin dejar nunca el campo de juego de El señor de las moscas, aroma que lo envuelve desde el primer minuto de la cinta, pero el paso más allá nunca llega a darlo del todo, y eso que se pasan media película corriendo. Y ese fin citius, altius, fortius con sorpresita (que por otro lado me parece más lógico que que encuentren justo la salida en el preciso momento que...y hasta aquí puedo leer)  deja muy claritas sus intenciones. A esperar la próxima.
Para amantes de la ciencia ficción con pocas exigencias e individuos en la edad del pavo sin las hormonas muy desatadas (el triángulo amoroso se ve que lo dejan para la siguiente)...un rato entretenido sin más.

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