BOLA DE MOJ...

Existen momentos más allá del tiempo, más allá de la música de las esferas, rozando dimensiones que el ser humano no es capaz de alcanzar más que con su imaginación, en los que seres sin relación aparente alcanzan una comunión mística que los eleva más allá de sus propias psiques y los encamina a nuevos propósitos...puede ser un momento épico...o bien algo como lo que pasó el pasado sábado en la sala Artistic Metropol, el esperado Trash-O-Rama volumen II. Muchos éramos y disfrutamos como enanos.

Sí, ibamos prevenidos, acostumbrados al espíritu de estas muestras, pero a las ganas de divertirnos (y hacer algo el burro, todo hay que decirlo) se unía el componente de que, aproximadamente el 99% ( con un margen de error del 1% por supuesto) nos hemos criado con la serie que homenajean, por llamarlo de algún modo, las dos cintas proyectadas, Dragon Ball comienza la magia y Dragon Ball Zero (por otro lado, como señalaron los inefables Oso y Cacaman obras maestras al lado de esa belleza que ointentó vendernos Hollywood añitos ha) y aunque el nivel de la última proyección (ese Ëbola syndrome) fue muy alto el de esta ha quedado por las nubes (Kinton, claro).

Mientras las hojas otañales caían y la gente normal se preparaba para el derbi de marras la sesión comenzó con la taiwanesa Dragon Ball comienza la magia (aunque todavía no estoy segura de en qué momento ocurría esta parte del título).

Con más humor y medios (que ya es decir) que ganas de pagar derechos de autor (Solo Son Goku conserva el nombre y debe ser por su origen como leyenda tradicional china, y para colmo Oolong y Puar son el hermano secreto del del Gangnam Style y una cacatúa) este despropósito de magnitudes pantagruélicas parece encontrar su raison d'étre en la tradición de la pelea con cables en una suerte de chuscohomenaje a la ópera de Pekín o similar...inolvidables la encarnación casi poligonera del duende tortuga, el bailecillo sexy entre el mismo y la sosias de Bulma, la caracterización de los malos (esa Tina Turner o el psedoPilaf al que se mueve el maquillaje cuando habla) o las escenas de masas aderezadas con ataques de naves más cutres que las de los videojuegos de spectrum. Realmente apoteósica..esperemos que los de maquillaje y peluquería ya estén en un cohete rumbo a Venus como cerca, así como los diseñadores de criaturas como ese inovidable cocodrilo asesino.

Cuando pensábamos que no podríamos seguir el ritmo llegó la cara beta...cual premonición cocacolística (puede parecer lo mismo pero no lo es) Dragon Ball Zero

 

Siguiendo fielmente el manga original (es cierto...pero muchas veces uno no alcanza lo que pretende) esta cinta coreana intenta durante la primera parte del metraje (un 70% más o menos) seguir el primer arco argumental de la obra de Toriyama (eso sí, con gloriosas meadas fuera del tiesto como la decoración de la casa de Bulma...sí, aquí parece que pagaron algo o se lo pasaron por los mismísimos, o la escena en que Goku casi reconoce a su sosias animado ), con más voluntad que pericia (ese Oolong trasunto de cabezudo de fiesta de pueblo, esa tortuga marina indescriptible o esa marioneta de Puar con boquita de muñeca hinchable...aunque mira, puede que eso si sea intencionado) para, en su última parte y tras esa obra maextra de los efectos corrientes que es la aparición del dragón, sorprendernos con todas las idas de olla que quedaban en el tintero como esa persecución en vagoneta, el rodaje en un escenario digno de un parque de atracciones (en la sala se mencionó el Reina de África del Parque de atracciones de Madrid), las explosiones a gogó o un Oolong que hasta hace el Kame-hame de rigor. Parece que el proyecto de guionista que tenían huyó y les dejó con una caja que les había sobrado de las fallas...en fin. Película muy simpática que lo dice todo en su plano final: el elenco al completo agradeciendo a los niños el visionado.

 Películas exigentes para paladares exóticos, para niños muy, pero que muy creciditos, nos negamos a dar calificación porque esa linda con dimensiones que no alcanzamos a comprender...fue una maravillosa sesión en la que no faltaron chascarrillos políticos ni momentos de karaoke involuntario (a la espontánea interpretación de la canción original de la serie a coro se sumaron la versión lala style de El señor de los anillos y la tata modus de Indiana Jones), un festival de risas sin fin de esos que nos quieren vender los blockbusters pero que en su caso es mentira (chúpate esa Ocho apellidos vascos). Fue una sesión gloriosa cuya continuación ya esperamos...¿podrá superarse? Después de lo visto: Sí, no lo dudéis. Gracias cinecutre (http://www.cinecutre.com/) por existir...seguimos sus andanzas con sumo interés.