El folklore nipón siempre suele unir, con honrosas excepciones como la Yuki- Onna o mujer de las nieves, las historias de fantasmas con el verano. Pero la verdad el slasher, con sus alegres psicópatas rondando campamentos de verano, muchas veces no está tan lejos. El último caso es " De naturaleza violenta", una cinta protagonizada por un asesino surgido de la tumba dispuesto a recuperar una querida reliquia familiar que unos despreocupados campistas se han llevado sin conocer la oscura historia que oculta detrás.
La sombra de Jason es alargada. Es inevitable pensar en el icono de "Viernes 13" y un poquito en el Victor Crowley de la muy recomendable "Hatchett" ante este Johnny de aspecto cadavérico, máscara llamativa y paso lento pero firme que logra alcanzar su objetivo por mucho que este corra. Pero la película intenta apuntarse un tanto original apartándose de la víctima para centrarse en el verdugo. Si bien esto hace que nuestra empatía hacia los candidatos a fiambre merme (aunque la verdad el comportamiento de muchos personajes de este tipo hace que esta también desaparezca, y sin necesidad de cambiar el punto de vista del espectador) y nos haga sentir cierta lástima por el que no deja de ser un niño en un monstruoso cuerpo de adulto, esto no hace que esta pieza se aparte de los derroteros habituales del género, con la excepción de su desenlace (que aquí no revelaré) y que supone una auténtica bofetada para el concepto tradicional de final girl.
Así vamos a encontrarnos con un pequeño catálogo de casquería ligera (es más, en contra de la costumbre dos de los asesinatos tienen lugar prácticamente fuera de plano) en el que si bien hay un asesinato de auténtica antología, de esos sólo aptos para paladares fuertes y que estoy convencida no es preciso señale cual es, tampoco vamos a encontrar sorpresas a nivel argumental. "De naturaleza violenta" es una película sólo apta para fans del terror en general y del slasher en particular, un bodycount en el que no es difícil trazar la lista de decesos en el que su director se recrea en cada plano, con enfoques atípicos (como se ve en su creativo uso del picado) sumando un sentido del humor que en más de una ocasión se antoja involuntario. Una particular obsesion por la dilatación del tiempo a la que sólo se puede objetar su abuso de los planos en los que la cámara sigue a los personajes desde su espalda y de los que el film abusa con frecuencia, casi como una mera excusa para ampliar una duración que, todo sea dicho, no es excesiva, rondando la hora y media, es el mayor hándicap de una obra que busca la originalidad, renunciando al sonido extradiegético y el concepto de heroina. Pero se queda en una mera propuesta de entretenimiento menos revolucionaria de lo pretendido, para disfrutar sin pretensiones, dejando una sensación de déjà vu a la que, en el fondo, el género jamás ha renunciado.
"De naturaleza violenta" llega el 17 de julio a los cines españoles.
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