No está de más recordar que "Thanksgiving", la película rebautizada creativamente como "Black Friday"tiene sus orígenes en el trailer de (en aquel entonces) falsa película incluido en el proyecto grindhouse de Robert Rodriguez y Quentin Tarantino y que tanta cola generó. Con ambos incluidos entre los agradecimientos llega por fin a la gran pantalla, en un festival gore dedicado a una de las pocas fiestas que todavía no tenían contrapartida terrorifica.
" Black Friday" parte de los tópicos del género. Comienzo con guiño a "La noche de Halloween", tragedia morrocotuda que trae cola, asesino ataviado ceremonialmente y un bodycount en toda regla. Pero en medio de este terreno conocido Eli Roth, un director que tras dedicar buena parte de su trayectoria al género, llevaba años sin dedicarle un largo, regresa al terror con una buena dosis de humor negro que no renuncia a la miguita de crítica social (hay cosas que no pasarían si la gente se dedicara a celebrar las fiestas con la familia y no a pelearse por ahorrarse 2 duros) ni al gore más extremo. Su acierto sobre todo un buen sentido del ritmo que sólo pierde algo de fuelle, como la mayor parte de los slashers, cuando el quien y por qué salen a la luz, y unos detalles que se regodean en la iconografia de la fiesta de acción de gracias como ese desfile que casi nos recuerda a la saga "Destino final". Y para muestra el asesino de turno, ataviado con una careta de John Carver (uno de los líderes de los peregrinos del Mayflower y fundador de Plymouth, donde se ambienta la cinta), traje de toque colonial y hacha en ristre, que nos recuerda al Guy Fawkes de V de Vendetta y que demuestra una creatividad para crear una cena inolvidable que más quisieran los concursantes de un reality culinario.
Cinta de fuerte poso ochentero "Black Friday" es una obra para el espectador sin complejos que se va a enfrentar a personajes descerebrados (plata para el que va a comprarse un móvil antes de ir al cine para mandar mensajes durante la pelicula), escenas que invitan tanto al asco como a la risa y un whodonit de toda la vida que invita a hacer quinielas. El que lo haga se encontrará además la práctica totalidad del trailer primigenio pero elevada a la máxima potencia pero sobre todo cine sin pretensiones, de ese que invita tanto al grito como a la carcajada, y que nunca, nunca debe tomarse en serio.
Un festín de sangre que casa bien con guarnición de palomitas y que deja un conocido pero agradable sabor de boca. El slasher vuelve a casa...antes de Navidad.
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