Hasta a aquellos que no estamos muy puestos en eso de las tradiciones rurales y que no solemos pisar el campo ni en vacaciones nos suena la rapa as bestas, la fiesta celebrada en diversos pueblos gallegos en la que se reúne y rapa a los caballos salvajes de la zona, inmovilizándolos entre varias personas a base de pura fuerza bruta. Sin ser un documental sobre está costumbre "As bestas", la última película de Rodrigo Sorogoyen no oculta esta referencia ni en su título ni en sus primeros compases, con una impactante imagen a cámara lenta que va a tener su eco a lo largo del metraje, y no de manera gratuita, en una cinta que en la que es clave el lado salvaje del ser humano.
Ambientada en un pueblo gallego la película nos presenta a un matrimonio francés que decide instalarse en él para vivir de la tierra, pero que va a entrar en conflicto con sus vecinos por la propuesta de una compañía energética de comprar sus terrenos. Con una cuidadísima fotografía, que sabe sacar el mejor partido a unos entornos tan hermosos como sobrecogedores, tanto de día como de noche, y que consiguen prácticamente devorar a los personajes, la película nos crea una falsa sensación de claustrofobia, haciendo que todo el pueblo se convierta en una ratonera. Y los hechos que aquí se van a desarrollar van a constituir una trama que se divide en dos arcos, cada uno protagonizado por un personaje distinto, separados por un terrible suceso que, a pesar de adivinarse durante la primera parte de la película, no merma un ápice su impacto en los protagonistas y el espectador. Sus personajes, encarnados por unos actores que dan el do de pecho con unas interpretaciones viscerales (como ese Luis Zahega que no necesita subir la voz para resultar completamente escalofriante), son los que hacen de esta una película tan desencarnada como realista, logrando crear empatía en más de un momento incluso hacia aquellos que en frío pudieran considerarse los villanos de la función, con esa humanización que hace no haya blanco y negro sino una gama de complejos grises.
"As bestas" es una cinta impactante, tanto por sus imágenes como por sus diálogos. Rodada y montada con eficacia no estamos ante el mero choque repentino y violento entre habitantes de campo y de ciudad que hemos visto en cintas como "Perros de paja" y "Deliverance" sino que las espinas que presenta van mucho más allá. Fluctuando con agilidad entre el thriller, el drama e incluso el terror (la escalofriante escena del bosque no desentonaría en ninguna cinta del ramo) estamos ante una película que evoluciona de manera orgánica, en un clima de constante tensión que se apodera de los personajes y de nosotros mientras nos desarma a fuerza de palabra. Sorogoyen consigue regalarnos una cinta de esas que dejan huella, sin sangre eso sí, con hombres que se comportan como bestias y otros que son tratados como tales, pero eso ante el resultado poco importa.
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