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miércoles, 19 de octubre de 2022

LILO, MI AMIGO EL COCODRILO. El gran caimán

 

El cocodrilo, aligator o caimán (el gavial ya veremos), que no diferenciaré aquí para disgusto de zoólogos y asociados, siempre ha sido buen ingrediente para el cine de aventuras y terror. Aunque siempre hay excepciones y estas casualmente siempre han tirado por el lado animado musical, Disney mediante, desde los danzarines de "Fantasía" al músico de "Tiana y el sapo". A ellos se une un nuevo reptil que, aunque hace sus pinitos en esto del baile destaca por su voz. Se trata de "Lilo, mi amigo el cocodrilo".
El arranque de la película solo puede clasificarse de musical clásico. Una canción pegadiza, un número bien coordinado y un inteligente uso del plano secuencia y el montaje hacen de este uno de esos comienzos que consiguen que su protagonista por la puerta grande, aun con una propuesta tan surrealista como es la de un cocodrilo cantante (ojo que no parlante) que encuentra su lugar en el mundo gracias a sus amigos y su particular habilidad. Si no bastase está premisa tan propia de las fábulas (no en vano se basa en un libro infantil) a la ecuación suma un preadolescente con problemas para relacionarse, una madre (perdón madrastra) que ve como le va consumiendo la rutina y un padre, profesor de profesión, que no se siente respetado en el trabajo. Todos ingredientes ideales para una feel-good movie enfocada principalmente a niños y adolescentes no muy creciditos, tiktokers incluidos, que sabe en qué liga juega pero hace flacas concesiones fuera de estos espectadores potenciales.
"Lilo, mi amigo el cocodrilo" sabe hacer un creativo uso del color (cuya vivacidad aumenta cuando el reptil aparece en escena) y da el do de pecho (y nunca mejor dicho) en los números musicales, aunque en ningún momento a la altura del que abre la cinta. Pero a pesar de algún apunte cómico bien conseguido (la camiseta de Cats con la que duerme el villano de la función) no deja de ser la típica historia de animalillo más o menos inusual saca lo mejor de unos personajes en sus momentos más bajos, con un ritmo ligeramente irregular y buena afinidad por los tópicos pero con talento para la moraleja. Con la sorpresa de encontrar a un Javier Barden que saca lo mejor de su talento musical (y al que sorprende encontrar lejos del cine adulto, aunque en breve podremos verle en la nueva "La sirenita") "Lilo, mi amigo el cocodrilo" es una curiosa apuesta de corte fantástico intrascendente pero que deja buen sabor de boca. Y se agradece que, por una vez, el malo no sea el gato 


"Lilo, mi amigo el cocodrilo" llega a los cines el 21 de octubre.

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