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sábado, 24 de julio de 2021

DE TURISMO RURAL

 

¿Tengo que decirlo otra vez? Ir de vacaciones a según que sitio nunca es buena idea, y entre la multitud de playas solitarias, pueblecitos con encanto y casoplones más o menos siniestros la palma se la suele llevar ese bucólico lugar que es el monte. Y si no que le pregunten a la mamá de Bambi.

En estos lares, hace ya casi dos décadas, se movisn los protagonistas de Wrong turn. Un grupo heterogéneo de jovencitos que se encontraba además de con árboles y florecillas a un grupo de lugareños con mala leche y poco aprecio por los forasteros. Algo que dió bastante de si, con hasta 5 secuelas, aunque estás no pasaste precisamente por la gran pantalla. Pero el tiempo y la costumbre ha abierto una puerta que nos resulta familiar: el reboot.

Wrong turn: Sendero al infierno vuelve a traernos un grupo de urbanistas que decide pasearse por la montaña haciendo caso omiso de esos sabios consejos que dicen que no hay que apartarse del camino establecido. Hasta aquí un terreno conocido. El matiz viene cuando nuestro grupo protagonista y carne de bodycount se define, e incluso autodefine, como, además de grupo tremendamente inclusivo y políticamente correcto, jóvenes productivos en la sociedad. Y más cuando en pleno encontronazo con la némesis de turnos esta parece alejarse notablemente de los habituales paletos caníbales tan amados por el género. Un conflicto antropológico con malentendidos culturales añadidos en toda regla que añade sal a una cinta por otra parte bastante convencional, con su juego de sombras inquietantes (si, de esas que se recortan en la niebla), sus pinceladas de gore y un penúltimo acto que resulta todo un tren de la bruja con guiños al género zombie y caníbal.

Aumentando el componente folk horror con sus disfraces animalescos y sus trampas artesanales la nueva Wrong turn es una cinta que intenta añadir un toque original presentando su trama vía flashback ante la búsqueda de su hija desaparecida por parte del padre de uno de sus protagonistas (aunque este, un recuperado Matthew Modine, no es precisamente Liam Neeson), pero no consigue sino lastrar una historia que se antoja excesivamente alargada, con continuos giros que realmente no aportan nada. Su montaje sincopado, especialmente en las escenas de acción y escenas gratuitas (¿Gente que va a correr antes de hacer senderismo? Pura vigorexia) no ayudan a animar una película cuyo mayor problems es el sentido del ritmo.

Nos queda una cinta para completistas del género y amantes del folk horror...pero que es posible, si opta por dar buen uso de esa siniestra fundación que puede dar mucho juego, abra una interesante nueva saga.


Wrong turn: Sendero al infierno está ya en cines de toda España.

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