Hay veces que una película cierra un círculo. No por ser la conclusión de una saga o por renovar completamente un personaje, o un género. Hablo de cuestiones puramente emocionales, extracinematográficas, y el último mejor ejemplo es Un lugar tranquilo 2.
Cuando el año pasado todo cerró de repente, cines incluidos, por causas que ya conocemos de sobra, unos de los estrenos inminentes era el de la secuela de esta popular cinta de terror con bicho que partía de la refrescante idea de unos monstruoso a seres de otro mundo, ciegos, pero que guiados por el ruido son capaces de atacar con tremenda ferocidad. Más de 14 meses después, meses en los que muchos estrenos han quedado relegados a la pequeña pantalla y otros desterrados a un limbo cuya salida todavía desconocemos, Un lugar tranquilo 2 por fin llega. Y lo hace como merece, en la pantalla grande.
De la mano del director de la original, John Krasinski, y conservando su reparto protagonista, está segunda parte nos devuelve al punto en que está terminó tras un vibrante prólogo en el que conocemos como empezó el fin de la humanidad propiamente dicho. Unos minutos llenos de tensión que nos sumergen rápidamente en la trama aunque ya conozcamos el destino de los personajes, y que darán paso a la odisea de una familia que ha perdido su zona de relativo confort y debe enfrentarse al reto de seguir sobreviviendo.
Es natural que está película no impacte tanto como la primera entrega. Lo mejor de esta era el clima creado por una historia prácticamente sin diálogos en la que el más mínimo susurro podía hacer que se desatara el infierno. La secuela no renuncia a ello, añadiendo al cóctel la presencia de nuevos personajes, ajenos al núcleo familiar (en especial un Cillian Murphy que ya está acostumbrados a apocalipsis varios como vimos en 28 días después) y que pueden resultar tanto un apoyo como una amenaza. Pero esta evolución, lógica por otro lado, no suma enteros a una cinta que, aún contando con escenas que consiguen arrastrar al espectador, abusa de los elementos musicales (restando suspense) y de la repetición de algunos recursos compositivos (esos juegos con la profundidad de campo).
Una continuación correcta, que puede verse sin necesidad de haber visto Un lugar tranquilo (aunque no faltan un par de guiños de esos que hacen necesario haberlo hecho), y que se disfruta más si nos dejamos llevar por una historia sencilla que sigue teniendo su mejor baza en los juegos con el sonido, o casi mejor dicho, con la ausencia de este, aunque podamos escuchar más diálogos en los primeros cinco minutos de la este film que en la totalidad de su predecesor. Pero sobre todo una película que se disfruta más en la pantalla grande, a oscuras y, un poco, con ganas de saltar sobre aquel que haga el más mínimo ruidito que nos saque del seguro clima de silencio. Y por supuesto con un final muy abierto...el fin del mundo sigue dando para mucho más, y si la taquilla sigue funcionando los espectadores que disfrutamos de la pantalla grande esperarenos la continuación con los brazos abiertos.
Un lugar tranquilo 2 llega a los cines españoles el 16 de junio.
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