Olviden los niños terroríficos, de esos que recorren largos pasillos en triciclo o comparten miradas cómplice con un enorme rottweiler. La tercera edad ha llegado dispuesta a arrebatarles el puesto. Con honrosas excepciones como los vecinos de La semilla del diablo, la pareja de La llave del mal o los dulces abuelos de La visita los mayores siempre han sido más proclives a ser profetas del mal que los generadores de la alarma en el género del terror, pero Relic tiene la inteligencia de aunar un horror tan real como ver cómo una persona poco a poco deja de ser una misma fruto de los estragos de la edad con un miedo más sobrenatural.
Aunque su banda sonora, que genera en el espectador inquietud desde el primer fotograma, hace que esa ambigüedad que tan bien suele sentar a cualquier cinta del ramo Relic se gana a pulso el título de pesadilla. Por mucho que intuyamos un desenlace que da una nueva dimensión al término " piel atópica" (y no diré más) el buen hacer de tres actrices de generaciones distintas y la creación de un clima afixiante logran mantener la tensión durante la práctica totalidad de la trama. Es cierto que los sustos de sopetón merced a los efectos de sonido no faltan pero encontramos escenas tan interesantes y perturbadoras como aquella en la que uno de los personajes accede a la auténtica dimensión de la casa. Otras quizás nos parezcan más convencionales, pero logran añadir capas a unos personajes que, creyendo enfrentarse a un problema tan común como doloroso, se van a enfrentar a una amenaza menos terrenal, pero que parece conectar con su propia herencia familiar.
Una combinación inteligente de drama costumbrista y un terror que se introduce poco a poco en la psique del espectador hacen de esta una película una propuesta más que interesante para cualquier fan del género, con una cinta que aún tomando tópicos del género como la casa encantada intenta dar forma a una pesadilla original que regala más preguntas que respuestas.
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