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sábado, 25 de julio de 2020

A PROPOSITO DE ALLEN

Durante todo el tiempo que hemos estado confinados hemos echado mucho de menos el cine. El cine en pantalla grande quiero decir. Pero también durante el confinamiento de ha hablado mucho de un producto cinematográfico que no es cine estrictamente, algo anunciado antes de la pandemia cuya llegada a nuestro país padecía peligrar y no precisamente por culpa del señor virus. Me refiero a la biografía de Woody Allen: A propósito de nada.
Tras muchos tiras y aflojas, en medio de una polémica comprensible (no hay que olvidar que la aspiración de todo libro es vender y las personas "non gratas" como mínimo venden menos) el anunciado volumen fue de los primeros en llegar a nuestras librerías, consiguiendo derrocar al muy recomendable El infinito en un junco (hablamos de la categoría de no ficción, por supuesto) y mantenerse durante semanas en el número uno de los más vendidos.
Woody Allen nos regala lo que promete: un libro sobre Woody Allen y, si me apuran, sobre sus misas, entre las que destacan en dos estrenos antagónicos Soon-Yi, su actual esposa, y Mia Farrow, cuya presencia absorbe buena parte del libro y no quedando precisamente bien parada.
A propósito de nada queda como un libro más para los fans de Allen en concreto que para los amantes del cine en particular. En concreto encontraremos un Woody menos conocido, el de sus inicios como cómico y guionista, lejos de la figura de intelectual que con los años hemos asumido, que poco a poco comenzará a desgranar todo tipo de anécdotas sobre su carrera en el mundo del humor constituyendo todo un quién es quien del espectáculo de la Nueva York de aquellos años.
Talante desmitificador y un sentido del humor a prueba de bomba son lo mejor de una obra que se vuelve más oscurs cuando se centra en su relación con la protagonista de La semilla del diablo. Unas páginas que se vuelven incómodas, en las que el autor barre, comprensiblemente para su propio terreno y que mejor cada uno juzgue por su cuenta, teniendo en cuenta además que el director pasa casi de puntillas por las polémicas respecto a su persona más recientes.
Woody Allen demuestra que su pluma sigue estando afilada. No llega a las altísimas cotas de humor y ternura de la biografías de otros cómicos como los Marx (para muestra el episodio de la muerte de su madre en la de Harpo), pero resulta imprescindible para los fans del creador y para aquellos con ganas de sumergirse en el morbo Made un Hollywood. Un libro entretenido y escrito con ingenio pero que nos lleva a reflexionar sobre una perla de Ned Flanders "Me gustan las películas de Woody Allen...menos el tipejín que siempre sale".

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