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lunes, 4 de febrero de 2019

RICARDITO EL CURIOSO

Un plano secuencia: una niña compra palomitas en una feria. Una escena corriente, normal...si no fuera porque en esta película lo cotidiano no es lo de siempre y el plano se cierra para mostrarnos que esta niña, al igual que otros que juegan despreocupadamente se encuentran en lo que en realidad es un mercadillo de armas. Un "pasatiempo para toda la familia" en el que se desenvuelve como pez en el agua el adolescente que da título a la cinta, White boy Rick, un chico como los cientos que pueblan las calles de este Detroit marginal pero que pronto va a enfrentarse a un encuentro que cambiara su vida para siempre. Una vuelta a los 80 (videoclubs y discotecas de patinadores incluídas) que no tira ya de monstruos como otras películas recientes, sino que se deja bañar por la cruda realidad.

Cine negro, de ese con policías, infiltrados, camellos y todo el espectro de personajes que podríamos esperar de una cinta del género pero con dos particularidades. La primera el estar basada en hechos reales. La segunda es algo menos habitual, la edad de su protagonista, que en los años en los que debería estar haciendo el crápula con sus compañeros existentes vivirá experiencias que parecen estar reservada para la adultez, entre la vida (una hija) y la muerte (una traición que le llevará al hospital...y no contaré muertes). Y es que la madurez de su intérprete en su primera incursión en el séptimo arte (más experiencia tiene en el apartado televisivo) no hace que la película esté contando la historia del que apenas acaba de ser un niño, algo que consigue transmitir a través de detalles como la caza de ratas, el jugueteo con la pajita mientras espera a su hermana, el episodio del pato de peluche o el hecho de comprarse una enorme cadena de oro con un símbolo que no sabe ni que significa. Algo que solo es la punta de una película que sabe definir sus personajes desde un padre que ha perdido a todas las mujeres de su vida (esposa e hija) pero que no sabe rendirse (un carismático Matthew McConaughey) a ese secundario robaescenas que es el pequeño cuñado con respuestas para todo.
White boy Rick es una película que a pesar de su punto original sabe conectar perfectamente con sus antecentes en el género y a la vez arrastrarnos con una trama con buen ritmo y un guión que sabe enganchar. Es posible que nos quede la sensación de que los tramos finales parecen aligerarse y su desenlace resulte un poco abrupto, pero ello también se debe a que, a pesar de las aclaraciones finales sobre el destino de Rick y su familia, nos queden ganas de saber más sobre el destino de unos personajes que, con sus inperfecciones, saben conquistarnos.

White boy Rick llega a los cines españoles el 8 de febrero.

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