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lunes, 29 de agosto de 2016

QUEDARSE PAJARITO

Sin duda necesitaremos más que los dedos de las manos y de los pies juntos para contar todas aquellas películas que tratan sobre el paso de un/a adolescente a la edad adulta..hasta es posible para contar únicamente aquellas de este mismo año. Sin embargo también de este año es una muy recomendable película que trataba un asunto muy similar pero con la diferencia de que su protagonista supraba la cuarentena (y no vírica sino de edad). Hablo de Corazón gigante. Pero nuevamente de Islandia nos llega una hitoria que devuelve los problemas de la azorosa adolescencia a, precidamente, un adolescente...hoy hablamos de Sparrows (gorriones).
Ari, un adolescente que canta en un coro religio
so, se ve obligado a vivir con su padre en su pueblo natal cuando su madre se marcha a África con su nuevo marido. Tras años sin hablar con él ni pisar el pueblo de su infancia todo le resulta extraño e incluso hostil. Sus amigos de la infancia han crecido y a su padre parece importarle más la botella que su propio hijo. Ari intentaré poco a poco volver a encontrar su sitio, con sus nuevos amigos y la intervención de su abuela aunque no podrça evitar que la sensación de soledad y abanodono le afecten.
Drama adolescente sobre un paso a la edad adulta que se vuelve más doloroso merced a un cambio de ambiente que desgarra el pequeño mundo del protagonista, la película cuenta un traumático viaje a la edad adulta en los impresionantes paisajes de Islandia.
Abriendo la película con una paleta casi monocromática en la que impera el blanco la cinta con poco revela la fractura que supone para el protagonista el vieja desde la capital al verde pueblo en que vive su padre, a pesar de que este paso a una paleta cromática más rica no tenga su correspondencia en el espíritu de este al encontrarse en un territorio desconocido que sin embargo debería (no en vano pasó allí los primeros años de su vida hasta el divorcio de sus padres) resultarle familiar.
Así por una parte nos encontramos toda una serie de conflictos familiares con un padre que demuestra tanto desinterés por su hijo como choca con los intereses de este (la escena del juego con el cachorro de foca frente a la caza de un ejemplar adulto por padre de su progenitor, que además pretende que le imite) así como otros centrados en su (pequeño) círculo de amigos, tanto los nuevos como aquellos que han cambiado durante sus años de ausencia, y que irán creando toda una nube de dolor que sumirán al protagonista en la apatía más plena. 
Sparrows (gorriones) es una historia que nos resulta terriblemente familiar, pero que está contada con sensibilidad y un especial mimo en su puesta de escena, pasando del (impresionante) microcosmos de la naturaleza en la que se encuentra el pueblo y en la que casi se pierde el protagonista al abigarrado microcosmos en el que el único refugio parece ser la antigua casa paterna (todavía en venta y prácticamente abandonada) y que hace un inteligente uso de los primeros planos (la escena bajo la manta antes de tomar el avión), dejándonos en el camino escenas tan hermosas como la del ensayo a solas bajo la luna.
Una cinta de cuidada estética y una fuerte carga melancólica, si bien su ritmo pausado, recreándose casi en la inmensidad del cosmos en la que vaga su casi perdido protagonista, puede mermar ligeramente el interés de un espectador que se enfrenta a una historia que sin duda le resultará familiar pero con el aliciente de su sensibilidad y del exotismo de la tierra en la que se ambienta, el perfecto espejo de una sensación de soledad que es la lacra de muchos adolescentes, con o sin un cambio en su vida como el que sufre su protagonista.
Una de las contadas ocasines para conocer (y disfrutar) del cine que nos llega de Islandia, Sparrows (gorriones) se estrena el 9 de septiembre

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