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martes, 7 de abril de 2015

LOS FASTOS DEL FURIOSO

En una época en que el cine llega por trilogías se hacen raras las películas que pasan de la cuarta entrega (ya que parece empieza a imperar la moda de dividir la última entrega en dos, ahí tienen Los juegos del hambre), con honrosísimas excepciones como la saga Bond (el tráiler de la última parte ya pulula por ahí, y con buena pinta y todo) o La guerra de las galaxias (que curiosamente ha optado por la fragmentación...en trilogías). Con estos precedentes llama todavía más la atención el caso que hoy nos ocupa, una saga que supo evolucionar de una suerte de Le llaman Bodhi poligonero a uno de los exponentes más espectaculares del cine de acción con elementos de thriller. Sin ser una septalogía (¿se dice así?) que me llamase excesivamente la atención (lo reconozco, no he visto todas) dos poderosas razones, le incorporación de uno de mis directores favoritos al rodaje y la desaparición de su protagonista cuando apenas empezaba a filmarse, me han empujado a verla al cine, hoy hablamos de Fast and furious 7.
La película (al parecer) parte del final inmediato de su predecesora pero pocos datos bastan. El clan Toretto prosigue con su vida cotidiana afrontando sus propios problemas: Brian intenta adaptarse a la monótona vida familiar y Dominic y Letty superar poco a poco la amnesia de esta última. Sin embargo no saben que a esto se va sumar que el hermano mercenario de un antiguo enemigo, que se haya en coma tras su última confrontación, busca venganza. Pronto la policía se pondrá en contacto con ellos para ofrecerles su ayuda para librarse de esta auténtica máquina de matar a cambio de que les ayuden a recuperar un revolucionario dispositivo de vigilancia ideado por un hacker secuestrado por un malvado grupo de terroristas, y por supuesto aceptarán.
Fast and furious 7 e3s un curioso producto. Por un lado nos hayamos ante una de esas historias que nos han contado mil veces, una historia de polis y antiguos villanos que se alían para enfrentarse a un enemigo aún mayor, un inquietante Jason Sthatham que a veces parece más un robot que un humano, aderezado con algún elemento de culebrón como la amnesia de una de los protagonistas (la verdad, pensaba que esto sólo pasaba en la sobremesa de la 3), chascarrillos propios del género (las puyas entre los dos amigos coladitos por la misma mujer), ambientaciones exóticas que parecen aproximarla más al cine de espías (Japón, Costa Rica, Abu Dabi...) y unos diálogos ricos en sentencias (hay momentos en que tenenmos la sensación de que los personajes más que dialogar declaman, y con la imagen de tipos duros que gasta la mayoría sus palabras parecen transformarse en amenaza continua). Son sin duda elementos que satisfarán más o menos a los fans de la saga pero en el caso de un jueguete tan caro como este no son lo único a tener en cuenta.
Nos encontrramos ante una cinta de acción pura y dura, que sabe comenzar de una manera muy potente, presentando al nuevo, el villano de la función, y dejando muy claro que es un personaje sin fisuras a la hora de logar sus objetivos (en este caso acabar con todo bicho viviente y sin despeinarse...buenso aunque tuviese una melena a lo heavy tampoco se despeinaría, seguro), para, tras un brevísimo descanso para conectar con la historia de los que son los verdaderos protagonistas, enlazar con una serie de escenas de acción con coche bien coreografiadas y con un ritmo increible, que podríamos calificar casi de auténtica locura, tanto en planteamiento como en resolución.
Así podemos destacar especialmente dos. La primera tiene ligar en una escarpada montaña a la que los protagonistas descienden en coche desde un avión (con paracaidas pero a lo bruto) para enfrentarse al grupo que secuestra al hacker y que circula en convoy, La segunda tendrá lugar en una fiesta y entre tres de los edificios más altos del mundo. Tomando como escenarios lugares poco amigos de los coches (una pendinete arbolada y unos rascacielos) sin embargo son auténticos espectáculos, unas escenas increíblemente bien rodadas, que alternan velocidad y peleas bellamnte coreografiadas que beben de esa locura (¿que hacen ahí esos sosias de los guerreros de Xian?) que parece rodear la cinta (una a bordo de un camión que como supondrán acaba al borde del precipicio y otra entre dos chicas con vestido de gala de esos tan largos que se pisan la cola), auténticos subidones de adreanlina que maridan mal con insustanciales escenas dialogadas y con una escena final, que si bien aquí no desvelaremos, vuelve al territorio habitual de los protagonistas y, aún contando con persecuciones, peleas a mamporro limpio y explosiones, se antoja soso ante lo que acabamos de ver, que ha puesto la cota muy alta (um poco en el estilo de Relatos salvajes, tras ver la primera parte el resto sin desmerecer se antoja inferior). Sí, en ocasiones se abusa de algunos recursos (cámara lenta, inversión del eje girando el punto de vista, planos a contraluz...) pero la eficacia a la hora de crear escenas tan complejas se revela a prueba de bomba.
Y de postre nos queda el último adiós al protagonista de la saga, Paul Walker, emotivo y casi hagiográfico (ojo al plano en que los coches se separan en la bifurcación de la carretera) y que parece abrir un nuevo camino para el resto de la saga (aunque me temo que el cambio no será radical en exceso).
En resumen una película intrascendente pero bien rodada, un divertimento que entusismará a los fans de las carreras de coches si bien el matiz de competición urbana ha quedado (por fortuna) en el recuerdo y que convierte la mayor parte del metraje en un auténtico espectáculo visual que pierde fuelle en su tramo final, pero que sin duda merece verse en una pantalla bien grande.
Increíbles escenas de acción y diálogos de chichinabo...un cóctel explosivo del que cada uno tomará lo que prefiera.

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