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viernes, 30 de septiembre de 2016

EL PIANO QUE VINO DEL FRÍO

Es normal que acudan a la mente con rapidez títulos como El violinista en el tejado o imágenes como las de Harpo Marx con su inseparable arpa pero quizás uno de los instrumentos más cinematográficos sea el piano. Del numerito acrobático de Big a las lánguidas interpretaciones de la olvidable 50 sombras de Grey passando por títulos como El Pianista, El piano o Grand piano (si es que el título lo dice tó) este laberinto de ébano y marfil no es un extraño en absoluto para la perqueña ni para la gran pantalla...y ha llegado el momento de ceder la palabra a uno de sus intérpretes. hoy hablamos e Oleg y las raras artes.
Una desgarbada figura recorre los pasillos del Hermitage. Es Oleg Nikolaevich Karavaichuk, un veterano pianista de larga y reconocida trayectoria que ha tocado para algunas de las personalidades más importantes de su país y que ha conocido y colaborado con gandes artistas. Ya anciano paro todavía con una inquebrantable pasión por la música y sin haber perdido un ápice de agilidad en sus manos esta es su historia...contada por el mismo.
Atípico documental en forma de testimonio en priemra persona Oleg y las raras artes es una aproximación a la figura de un célebre músico ruso con la libertad de que él mismo, sin el soporte de recreaciones ni de testimonios de terceros, nos cuente sus particular visión acerca de la musica, de la creación y de la historia de su propio país, desde sus ideas en torno a la figura de Catalina la grande asu propia experiencia con personajes como Stalin o Putin.
Alternando sus monólogos con las magníficas interprestaciones de algunas obras, pasando aleatoriamente de largos planos generals a otros detalle (y que nos deja imágenes tan escalofriantes como las de unas manos que, a pesar del evidente deterioro propio de la edad, saben moverse con una ágil y endiablada precisión por las teclas del piano) la película llega a incluso a romper la cuarte pared dejándonos oir la voz de los miembros del equipo (que entre otras cosas le piden que siga tocando) e incluso nos muestra alguna herramienta fílmica como micrófonos, contribuyendo a aumentar la cercanía con un espectador al que quizás le cueste conectar con una película de planteamiento muy oco habitual y un sereno sentido del ritmo, carente de cualquier artificio esterno y en el que todo parece quedar desnudo antre la intermitente presencia y grandeza de unas composiciones que también se aleja de muchos cánones musicales..
Centrada en el mismo Oleg, un personaje que con su voz y peculiar atuendo casi se nos puede antojar escapado de alguna suerte de cuento infantil, nos encontramos ante una cinta que, tal y como describe el mismo protagonista su música, no es cómoda, ni en su ejecución ni en su visionado, una película que entusiasmará a los estudiosos y curiosos por el proceso de creación artística y de la convulsa historia de la Rusia del siglo XX así como a aquellos que sepan disfrutar de una gran interpretación, pero que, lejana de ocnvencionalismos, queda como un particular documental que puede tanto enganchar como crear una barrera invisible ante un espectador que se encuentra lejos de sus terrenos comunes tanto en el campo de la ficción como de la noficción.

Rareza con mayúsculas para los amantes de la música Oleg y las raras artes llega a nuestras pantallas el 7 de octubre

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