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jueves, 29 de noviembre de 2018

DANZA MACABRA

Este año parece que el fantático camina en paralelo al arte de la danza. La ganadora del último festival de Sitges, Climax, es buena muestra de ello. Pero por mucho que haya podido impactar por sus interpretaciones y apartado visual a nivel argumental puede que esa etiqueta de "fantástico" resulte liviana. No es es el caso de Suspiria, un tétrico cuento de hechiceras no apto para todos los paladares.
Al hablar de esta nueva Suspiria, dirigida por Luca Guadagnino (que sonará a más de uno gracias a la sensible Call me by your name, ganadora del óscar al mejor guión adaptado y muy, muy recomendable) resulta prácticamente inevitable hablar de la cinta homónima de 1977 en la que se basa. Pero podemos decir con todas las letras basa, porque la nueva Suspiria es toda una vuelta de tuerca a la original, tanto por una historia en la profundiza más en sus personajes (casi en su totalidad femeninos con la excepción de un psiquiatra que, para aquellos a los que les guste indagar por la red tiene sorpresita...) como por su puesta en escena, con colores apagados pero con unos excesos bien diferentes a esa caja de música de ricos colores en la que se desarrollaba la cinta de Argento.
Ambientada en la misma ciudad y año que la original (Berlín , 1977) la nueva Suspiria nunca pierde del todo de vista el clima político de la época, contribuyendo a hacer todavía más malsano el entorno de la Alemania dividia al que llega la joven Susie Banner, una bailarina norteamericana que casi parece crecer de adolescente a mujer a lo largo de la trama y que llega a la misteriosa academina Markos. Hasta aquí parece nada distinto de la película primigenia pero la cinta de Guadagnino tiene su propia historia que contar, manteniendo el inquietante halo misterioso de la academia pero huyendo de los tenebrosos asesinatos que abrían la primera versión y que marcaban el resto de la historia.
Así hablando de esta nueva Suspiria en sí misma nos encontramos ante una película con una envidiable atmósfera, que en ningún momento se echa para atrás en sus concesiones al gore (indescriptible la escena del asesinato en el aula de los espejos, una escena que puede poner los pelos de punta o más bien el estómago al revés , y nunca mejor dicho, al espectador menos curtido), con elementos que no chirriarían en el mejor cine de terror asiático (ahí están las desasosegantes pesadillas que asedian a la protagonista) y un encomiable cuidado en los detalles (como ese garfio que casi se nos antoja una costilla con más de un eco bíblico). Y dentro de este cuidadísimo envoltorio una historia, como marca con aroma casi operístico, en seis actos y un epílogo que nos va a llevar a un todo un mundo de pesadilla que linda con la cásica Häxan y en la que el baile, rico en connotaciones telúricas, místicas y eróticas, se convierte en un ingrediente clava. Una trama que se va volviendo más arriesgada a medida que avanza, incidiendo en el carácter de comunidad de sus protagonistas. y que solo puede culminar en un excesivo aquelarre como pocos se han visto en pantalla, un puro delirio como el que afirma el personaje del psiquiatra sufre una de las bailarinas casi al comienzo de la historia, que entusiasmará tanto como disgustará a más de un espectador, y que nos puede hacer pensar en cintas del género como la odiada y amada a partes iguales Lords of Salem.
Suspiria es una película tremendamente ambiciosa, cuyo visionado no es fácil, de esas que tanto entusiasman a los fans como les dan ganas de salir corriendo del cine. Su duración, sobrepasando las dos horas y media frente a los apenas 90 minutos durante los que nos deleitan con escenas tan sorprendentes como ese casi hipnótico ballet Volk o nos emociona con dramáticas historias como la que arrastra el anciano doctor.
Unos la odiarán. Otros la considerarán superior al original. Pero sin duda es una de esas películas ineludibles que merecen verse para forjarse una opinión propia acerca de este grandguignolesco ditirambo recitado por bacantes modernas y consagrado a la mater suspiriorum. Lejos del cine de terror al uso una hermosa perla deforme del cine de autor.

 Suspiria llega a los cines españoles el 5 de diciembre.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

LA VIGILANTE DE LA MORGUE

A pesar de tener unos inquilinos no muy animados precisamente hay que ver el juego que da en el cine ese microcosmos que es la morgue. Películas como El vigilante nocturno (y su remake La sombra de la noche), El cadáver de Anna Fritz, El cuerpo (y su remake coreano, que por una vez supera y con nota a la original: The vanished) o la reciente La autopsia de Jane Doe son buena prueba de ello. Pero ¿que pasa si añadimos a la ecuación una pizquita de satanismo?. El resultado es Cadáver.

Cadáver, traducción sonora y creativa del original The possession of Hannah Grace, arranca del cine de exorcismos de toda la vida, en pleno rito y con poseído que sale (bastante) rana. Con un detallito original, que al final no da tanto juego como podemos pensar en principio, como es el del color de los ojos de la endemoniada, encontramos una escena conocida con una resolución más propia del final de la cinta y que conduce a la pobre víctima no al cielo ni al infierno, sino a la más terrenal morgue.
Y ahí es donde va a entrar en juego la segunda y principal protagonista, a pesar del título, de nuestra historia: Megan, una expolicía de tortuoso pasado que parece encontrar gracias a su madrina de Alcohólicos Anónimos la solución a sus noches pegada a la botella en el trabajo nocturno en la morgue (aunque visto el resultado a más de uno le conduciría no solo a la bebida sino al consumo de tranquilizantes y de los fuertecitos).
A partir de aquí una primera parte que, de no ser por los primeros minutos de la película, que nos han dejado bien claro a que tipo de fuerzas se enfrentan nuestros personajes, juegan con una relativa ambigüedad que le sienta bien, en unas estancias en la que el detector de luz funciona peor que la de algún baño público y donde siempre hay lugar para el susto tonto. Un comienzo que suma enteros a la cinta con el (ligero) desarrollo de sus protagonistas pero que en breve va a mutar en la típica película con bicho (poseída en esta ocasión) que se dedica a asustar pegando portazos, asesinar indiscriminadamente y pasearse por el techo entre unos ruiditos inquietantes que parecer ser síntoma de algún problema con las articulaciones. Y por supuesto a aparecerse de manera inquietante en los registros de la cámara de seguridad, a los que nuestra heroína (como buena expolicía con recursos y un jefe de seguridad que parece no tener muy claro el asunto ese de la confidencialidad) acude.
No se puede negar que los héroes de Cadáver toman, como buenos personajes de cinta de terror sin pretensiones, un serie de decisiones cuestionables (amén de otros detalles tan sorprendentes como el arma elegida durante el prólogo para acabar con el anticristo de turno...claro que a largo plazo tampoco parece muy eficaz, pero tampoco se puede negar que esta película, con más de un detalle que ya hemos visto en otras piezas del ramo, tiene buen ritmo y una duración que se agradece (apenas sí llega a la hora y media) haciendo de ella una película convencional pero que puede entretener a más de un fan del género (pero que no intente sorprenderse...no lo conseguirá). Una cinta que, especialmente en su última media hora, debe disfrutarse con palomitas y ganas de cachondeo, por mucho drama que arrastren sus protagonistas, como una opción ligerita y por supuesto para completistas.
Cadáver llega a las pantallas españolas el 30 de noviembre. 

lunes, 26 de noviembre de 2018

OCEAN 65

Dulces ancianitos a los que les da por bailar, irse de juerga a las Vegas o incluso montar un club de lectura sobre 50 sombras de Grey son algunas de las historias que nos ha traído el séptimo arte. Incluso a alguno le da por hacerse amigo de lo ajeno, rememorando tiempos presuntamente mejores. Este es el caso de Rey de ladrones.
Basada en hechos reales Rey de ladrones nos presenta a un grupo de jubilados dispuestos a dar el gran golpe, que no dieron en su juventud, que cambie sus vidas. Genios y figuras hasta la sepultura, aunque ahora se vean obligados a preparar la medicación a la par que el plan maestro, e incluso alguno se quede toque (literal) en plena vigilancia, su primera parte no se diferencia, ni en guion ni en banda sonora de buena parte del cine de ladrones al que estamos acostumbrados. Con todo un caballero de la escena como es Michael Caine, atormentado en esta ocasión por el reciente fallecimiento de su esposa (básico pero hermoso ese recurso del armario lleno de cartas sin abrir y zapatos que ya nadie usará), y con un reparto bien escogido nuestros ladrones no están en la línea de ese también madurito Sean Connery de La trampa, sino que se erigen como criminales de corte clásico, y ni siquiera el robo en sí va a ser el momento cumbre de la cinta, sino que durante buena parte de la trama asistiremos a las consecuencias de sus acciones.
Rey de ladrones es una película entretenida, con un buen montaje (ingenioso el uso de cortes de películas clásicas) y personajes carismáticos. Si bien pierde bastante ritmo en su segunda parte no se puede negar que conoce y ama un género que no revoluciona, pero nos da la oportunidad de disfrutar del trabajo de un puñado de veteranos que demuestran que, al igual que sus personajes, todavía tienen mucho que decir.
Rey de ladrones llega a los cines españoles el 5 de diciembre.

jueves, 22 de noviembre de 2018

DICKENS ENFURRUÑADO


Quizás sea porque nunca ha sido uno de mis autores de cabecera pero para mí Charles Dickens siempre ha sido un tipo con barba y pinta más bien de estirado. El hombre que inventó la Navidad nos presenta una realidad distinta (Su protagonista tal vez les suene de la última y bastante aborrecible version de La bella y la bestia desde aquí recomiendo The guest donde se defiende como todo un macho alfa), presentando a nombre estro héroe literato en un mar de dudas ante la que será la creación de una de sus obras cumbre, Cuento de Navidad.
En la línea de la en su día oscarizada Shakespeare in love, con un autor falto de inspiración que empieza a encontrarla en su vida cotidiana El hombre que inventó la Navidad es una fábula afable, con personajes carismáticos, un buen toque de humor y alguna sorpresa en el campo de los secundarios ( ahí esta Christopher Plummer como un magnífico Scrooge). Una suerte de cuento de Navidad, valga la redundancia, aunque esta solo aparezca en todo su esplendor al final, alejada en forma de aquella que nos suele presentar la televisión cada año pero que en espíritu no se aleja de este modelo prototipico, con el retrato de un autor cuyas acciones le harán ver cuánto se parece, aunque no lo desee, a su inmortal personaje.
Una eficaz dirección artística y apuntes tan curiosos como los relativos al sistema de edición de aquella época, la relación de Diciendo con su progenitor o un episodio relativamente poco conocido de la infancia del escritor hacen de esta una cinta que, si bnoen no cala tanto como el original en que se basa, si consigue presentar un enfoque original y bien presentado.
Una historia de Navidad para niños algo más creciditos que, sin aportar mucho al aura de la brasa dickensiana, entretiene y se ve con agrado. Podría ponerse algún pero respecto al histrionismo de alguno de sus personajes o unos apuntes finales que se pueden antojar casi hagiograficos, pero son elementos que tampoco chirrían demasiado en una trama que no deja de ser un cuento con sus buenos, sus malos y, aún basada en una historia real, su pizquita de fantasía.
El hombre que inventó la Navidad llega a los cines el 30 de noviembre.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

LLAMADA RESPONDIDA

Hacia 2010 una cinta de director español y protagonista canadiense llamó la atención de crítica y público demostrando que se podía hacer un thriller con un único actor (en pantalla) y un único decorado de apenas tres metros cuadrados. Su nombre Buried y su trama la angustiosa odisea de un contratista atrapado en un precario ataúd de madera cuya única esperanza de salvación está al otro lado de la línea. Desde Dinamarca nos llega una nueva historia que nos transporta al otro lado de ese teléfono y su nombre The guilty.
Poco puede contarse de esta historia con una completa fidelidad a las tres unidades y en tiempo real que nos transporta a la noche de pesadilla, previa a un importante juicio, del agente Asger Holm, un policía destinado al servicio telefónico de emergencias que, entre llamadas de accidentes sin importancias y de yonkis en pleno viaje recibe la petición de auxilio desde un vehículo en marcha de una mujer que parece estar siendo víctima de un secuestro. Y digo poco puede contarse porque cuanto menos sepa el espectador de a qué se va a enfrentar en la gran pantalla muchísimo mejor. Holm, interpretado por Jacob Cedergren, no sufrirá de la angustia de este caso en carnes propias como le pasaba al protagonista de Buried, pero sí que tendrá que hacer gala de toda su imaginación y recursos para resolver algo que parece irresoluble, y en el que cada giro parece ir añadiendo una paletada de tierra a un ataúd imaginario.
The guilty presenta una puesta en escena sencilla. Rodada en tiempo real, sin tiempo para elipsis alguna la película carece por completo de música (aunque sí incorpora algún efecto de sonido que añade si cabe todavía más angustia a la trama, como el sonido de la fugoneta y la carretera que podemos escuchar a través del teléfono o un desasosegante ruido similar a la estática que podemos escuchar de fondo en algunos de los momentos más angustiosos de la historia) y casi de escenario, desarrollándose por completo en la oficina de la comisaria destinada a la atención teléfonica, un espacio de apenas una habitación y un despacho. Y con la excepción de aquellos personajes que escuchamos vía telefónica nuestro héroe apenas intercambia un par de frases con un par de compañeros. Pero la brillantez de la actuación de su protagonista, en un auténtico tour de force que consigue arrastrar al espectador más avezado, y la garra de su guión, que sabe jugar tanto con sus personajes como con una audiencia al que historias como la que cuenta nuestra película le suenan del telediario del día a día, hacen de ella un thriller tremendamente eficaz. Una trama que podría tanto funcionar perfectamente tanto en teatro como en forma de serial radiofónico (sí, todavía los hay, y algunos tan destacables como la versión de Psicosis de RNE de hace unos añitos o la más reciente de Jekyll y Hyde ...al que se atreva a probar están ahí en internet y son muy, pero que muy recomendables) pero que en cine gana además con unos demoledores primeros planos.
Una película impactante, que no suelta al espectador ni por un segundo. De esas que dan ganas de gritarle a los personajes (y no solo ese "está detrás de tí" al que invita el cine de terror más entrañable) y que animan a iniciar tertulia en el bar después del cine. Aunque la ausencia de nombres conocidos en su (sobrio) cartel no parecen invitar al espectador amante del cine más comercial nos encontramos ante una cinta que, con poco, no tiene nada que envidiar a lo mejor de Hollywood con una historia que se va a quedarse en nuestra retina bastante tiempo.
The guilty llega a las pantallas españolas el 23 de noviembre.

martes, 20 de noviembre de 2018

JAPIBERDEITUYU

200 Añitos hace ya el Museo del Prado...dos opciones de cine para celebrarlo son los documentales El bosco. El jardín de los sueños o Las cajas españolas. Y mucho, mucho más por descubrir.
Así que ¡Muchas felicidades! a seguir cumpliendo...

viernes, 9 de noviembre de 2018

LA MALA ESPOSA

No hace mucho, en pleno año Frankenstein, Mary Shelley demostró como la biografía de una escritora, y más en los tiempos de reivindicación que corren, puede tener mucha, mucha chicha (del casting mejor hablamos otro día, pues a pesar de tener una protagonista joven, igual que la escritora original, esta parecía más una princesa Disney que la madre del monstruo literario por antonomasia). No tan conocida como esta nos llega ahora la historia de una escritora con una obra inmesamente popular en su época y que se estrena, igual que la de Shelley, con su propio nombre (Aunque sería más correcto hablar de apellido): Colette.
Autora de las célebres Claudine y Gigi este biopic nos lleva por los primeros años como autora de su protagonista, bajo el nombre de su marido en el caso de sus primeros años, en una trama plagada de romances e infidelidades más o menos consentidas (centrándose exclusivamente en las femeninas, a pesar de que tuvo amantes de ambos sexos). Con una Keira Knighley al frente que vuelve a demostrar nuevamente su valía como actriz de época (incluso en la más comercial saga Piratas del Caribe demuestra buen hacer) y una dirección artística cuidadísima, excesiva cuando debe serlo en el clima de los salones literarios y sencilla en las escenas campestres con especial atención a la iluminación (incluso se permite la alusión a la aparición de la luz eléctrica) y fidelidad a las fotografías de la época la historia es mucho menos polémica (conociendo la biografía y obra de su protagonista) de lo que podríamos preveer, moviéndose entre el cine romántico y la historia de superación personal, con algún apunte importante respecto al papel de la mujer como creadora en el París de finales del XIX y principios del XX.
Colette es una de esas cintas que se ven con agrado: unos personajes carismáticos (desde la moderna protagonista a ese marido que lidia entre el amor más romántico y acciones tan cuestionables como cuando la encierra para forzarla a escribir), una historia con relativo buen ritmo y un París que si bien no es de cuento de hadas sí lo es de postal. Pero también nos encontramos con una película que a pesar de contar con un material de partida rico tanto en luces como en sombras, al que se le podría sacar mucho, pero muchísimo juego, se queda en la puerta, casi pasando de puntillas, dejando una historia de personajes en los que, con la excepción de Willy, marido de Colette, apenas sí se ahonda (de una de las últimas amantes de este apenas llegamos a saber tanto como del perro de la escritora).
Intensa a ratos, más convencional en otros Colette es una película bien hecha, y con un reparto eficaz (casi sobresaliente en el caso de su protagonista, que sabe sacarle toda la picardía y fragilidad posibles a sus personajes), pero que tampoco sobresale en su conjunto. Para amantes del cine de época, y en especial para aquellos que disfrutan con las historias, reales (como en este caso) o no, de mujeres fuertes que pueden marcar la diferencia.


Colette llega a los cines españoles el 16 de noviembre.

martes, 6 de noviembre de 2018

BAJANDO EL PERISCOPIO

Cuando más lejano en el tiempo resulta un suceso histórico más fácil (y común) resulta hacer interpretaciones y añadidos a la parte conocida de la historia original a la hora de llevarlo al mundo de la ficción y, por añadidura, del desastre arte. En el caso del pasado más reciente esto no resulta tan sencillo pero en el caso que nos ocupa, la tragedia del Kursk, un hecho sobre el que hay más de una laguna (por favor sin juegos de palabras...bastante trágico es ya el asunto) y mucho secretismo, hay mucho terreno en el que jugar.
Relato de los días entre entre la salida del tristemente célebre submarino Kursk al mar hasta el acceso al mismo una semana después la película parte de los días previos al comienzo de las maniobras para presentarnos de manera sencilla y emocional a los protagonistas de este drama. Con mecanismos a los que el cine made in Hollywood nos ha acostumbrado ya (si bien la cinta es francesa y goza de un equipo internacional, con sorpresas tan agradables como la presencia de secundarios como Colin Firth o Max von Sydow), boda y escenas con niño incluídas Kursk se convierte pronto en la crónica de una tragedia anunciada en la que la mala suerte y un sin fin de malas decisiones (algunas motivadas más por el ego que otra cosa) van a generar una gran tragedia. Una fábula fatalista, con concesiones pequeñas para la esperanza (jamás un chiste tan malo hizo tanto por la moral de un grupo) que se va a dividir entre tres frentes: el de los tripulantes del subamarino, el de sus familiares y el de las tropas, rusas e internacionales, dispuestas a rescatar a los posibles supervivientes.
En Kursk vamos a encontrar numerosos momentos de déjà vu (la foto, la importancia de ese reloj de submarinista) así como recursos más emotivos que veristas (la escena en la que la mujer de uno de los marineros corre a la calle en pijama para gritar a sus vecinas que parece que algunos tripulantes siguen vivos...parece que en la Rusia del 2000 no existe esa cosita llamada teléfono) pero a pesar de estas pequeñas trampas cinematográficas y pese a no profundizarse en exceso en los personajes (a los que conocemos más por sus relaciones entre ellos que por lo que realmente nos cuenten de ellos mismos) consigue crear empatía en un espectador que se deja conmover por un drama con eficaces interpretaciones y un desenlace que consigue resultar emocionante (y una buena muestra del buen hacer de su director, Thomas Vinterberg, un cineasta que ha sabido reflejarlas intensas emociones de sus personajes, hasta de los más jóvenes, en películas tan recomendables como La caza).
Kursk consigue realmente transmitir la sensación de desesperación de sus protagonistas, tanto de los propios marinos atrapados como de los familiares de estos, de su frío, su hambre y hasta inclso su coqueteo de la locura (ese intento de uno de los supervivientes de escapar nadando), con escenas tan potentes como la de la incursión en una de las zonas inundadas para recuperar unos elementos esenciales para no perecer casi de inmediato y tan oscuramente hermosas como la del acto religioso del final de la cinta. Puede que argumentalmente nos enfrentemos a una muestra prototípica de ese cine de supervivencia que de vez en cuando llega a nuestras pantallas (tan reales como ¡Viven! o tan fantásticos como The martian) pero su fuerza visual logra conectar con un espectador que quizás de entrada no recuerde la tragedia del submarino ruso, o todavía acordándose se deje un poquito sorprender. Una propuesta no redonda, pero sí interesante y una buena muestra de que hay historias que no deben olvidarse.
Kursk llega a los cines españoles el 5 de diciembre.

lunes, 5 de noviembre de 2018

SUBIENDO LA TEMPERATURA

Hace unos años mientras esperaba en la larga cola del baño de un establecimiento de una conocida franquicia de sándwichs una chica a la que no conocía de nada se puso a hablar conmigo. Era un día bonito pero para ella no. No me dijo de que ciudad en concreto, pero si me contó que era estadounidense y que esa misma noche había estado hablando largo rato por teléfono con sus padres. Estaba realmente preocupada, y la causa de sus nervios era la (inesperada) victoria de Donald Trump, encima con ella tan lejos de casa. Supongo que muchos, por todo el globo, nos sentimos así...y a muchos probablemente nos pasó por la cabeza que pasaria por la del documentalista Michael Moore, un viejo amigo de Bush. Han pasado dos años pero es el momento de abrir la caja de los truenos con Farenheit 9/11.
Con título aludiendo a su Farenheit 9/11 llega este nuevo documental denuncia cuyo punto de arranque es por supuesto las elecciones de 2016, con unos demócratas que ya cantaban la victoria y unos republicanos cuyo triunfo les sorprendió hasta ellos. Haciendo gala de dos de sus mejores armas, un buen montaje y un sentido del humor incisivo a prueba de bomba, los primeros minutos son sencillamente brillantes, con un inteligente uso de la banda sonora (con los ominosos coros de La profecía y el Ridi paglaccio en cabeza).
Pero además de para Trump, cabeza de cartel y objeto de acusaciones nada veladas a su tipo de "relaciones" famialiares, la cinta tiene regalitos para todos, de Hillary Clinton a su marido Bill pasando por Obama y Bush. Moore parece en algunos momentos perder de vista la era Trump para sumergirse en sus predecesores e incluso volver al a temas anteriores de su filmografía, como el control de armas o la sangrante situación de Flint, Míchigan (y las indescriptibles medidas adoptadas por el gobernador Snyder), pero aunque parezca divagar estos caminos conducirán a un símil nada sutil con un terrible episodio de nuestra historia ( y cuando digo nuestra me refiero a Europa) que no cogerá a nadie por sorpresa, pero que resulta tan efectista como efectivo.
Tal y como nos tiene acostumbrados la nueva obra de Moore es divertida, ágil y también sabe pinchar en lo más hondo de un espectador que se enfrenta a mucho más de lo que conoce por el telediario. Podríamos decir que en ocasiones pierde el ritmo y en algún momento nos deja una sensación de "ya visto" pero, francamente, hay muchas cosas que por desgracia no han cambiado. Moore ha vuelto. Esta película encantara a sus fans y enfurecerá a los de siempre, y nos dejará esa sensación de temblar después de haber reído.
Farenheit 11/9 llega a los cines el 9 de noviembre.



viernes, 2 de noviembre de 2018

LA TELARAÑA DE LISBETH

Siete. Siete largos años han pasado desde la última vez que Lisbeth Salader se diera una vuelta, de la mano de David Fincher, por nuestra cartelera. Obviando las segunda y tercera parte (literarias) de la saga la nueva entrega toma el argumento de la cuarta entrega en Millennium. Lo que no te mata te hace más fuerte.

Libérrima traducción de The girl in the spider web (en realidad tomando el título con el que se publicó el libro en España...algún elemento sin embargo hace referecia a ese nombre original, ocmo la presencia de una araña en algunos momentos de la cinta o cierta cancioncilla que tal vez suene a más de uno) la nueva Millennium tiene nuevo director, Fede Álvarez (responsable de la muy recomendable No respires) y nuevos rostros para sus protagonistas, incluyendo una Lisbeth encarnada con buen tino por Claire Foy que sabe ransmitir a su personaje toda la fuerza y fragiidad que necesita, y que se permite una brillante entrada en escena a modo de ángel vengador, en una metáfora poco sutil pero que parece irle como anillo al dedo.
Millennium. Lo que no te mata se hace más fuerte es una película que abandona las investigaciones periodísticas (el personaje de Mikael Blomkvist parece ya un personaje casi testimonial frente a una Salander que es toda la reina de la función) para meterse de cabeza en una cinta que es todo acción, prescidiendo de diálogo en escenas enteras, y sumergiéndose de cabeza en el cine de espías, con menos exotismo del que gozan sagas como la de James Bond o Misión imposible (no tendremos auí esos grandes viajes de un país a otro) pero con trepidantes persecuciones villanos que no renuncian ni a los diálogos grandielocuentes ni a juguetitos como el anillo con pincho o la inyección capaz de dejar ciega a una persona.
Lo mejor de la película una puesta en escena hecha con mimo, sabiendo jugar con los tonos apagados de una Estocolmo que ya se ha hecho carne de cine negro y entre cuyos oscuros colores brilla esa figura de pelo rubio y roja indumentaria que es la antagonista de esta trama (y cuya identidad, que ya podemos sospechar desde los impactantes primeros minutos no desvelaremos aquí). Un acabado visual elegante, con escenas de acción bien coreografiadas (esa inesperada huída en moto a través del lago helado) y una partitura eficazmente conducida por Roque Baños que logran meternos en una historia que sabe matener (con algún altibajo), eso sí, el ritmo pero cuyo desarrollo nos deja una continua sensación de déjà vu, con más de un tópico que seguramente nos sonará (como ese niño con secreto).
Millennium. Lo que no te mata se hace más fuerte es de esas películas que pueden hacer reflotar fácilmente una franquicia. Buenos mimbres y una trama entretenida hacen de ella una buena recomendación para los amantes del thriller aunque tal vez nos deje a nivel argumental más fríos que la saga sueca original. Una cinta que demuestra que Salander, y más en los tiempos del #metoo tiene mucho que decir, y por qué se ha ganado un nombre propio dentro de las (todavía pocas) heroínas del cine de acción.

Millennium. Lo que no te mata te hace más fuerte llega a las pantallas españolas el 9 de noviembre.