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miércoles, 6 de mayo de 2020

ROSTAND ENAMORADO

Si existe una pieza esquiva, más incluso que Moby Dick, la ballena blanca, esa es la musa. No importa el gremio al que pertenezca el artista que la tarea es ardua, y de ello el cine tiene buenas muestras como Fellini 8½ o Shakespeare enamorado. A esta liga pertenece Cartas a Roxane.

Con el título original más esclarecedor de Edmond (aunque probablemente lo sea todavía más el internacional Cyrano, my love) la historia de un joven Edmond Rostand, poeta y dramaturgo en crisis tanto de inspiración como económicas, y su proceso de creación de la inmortal Cyrano de Bergerac se convierte aquí en una comedia ligera con triángulo (aunque quizás sería más adecuado decir cuarteto) amoroso. Una trama en que las casualidades y un reto casi imposible, la de crear una obra para un famoso actor en menos de un mes, acabarán dando pie a uno de los textos más famosos de la literarura francesa que ya ha dado pie para un puñado de adaptaciones muy recomendables, desde la más conocida protagonizada por Gérard Depardieu a la libérrima version de Steve Martin y que adquiere aquí la forma de una fábula esperanzadora ambientada en un París finisecular de postal.
Resultón híbrido entre Shakespeare enamorado y Moulin Rouge la película nos regala un guión ágil, chispeante, con buenas réplicas y un puñado de personajes entre los que resulta difícil encontrar un villano propiamente dicho, que consiguen destacar desde ese escritor que en ocasiones peca de ingenio a ese mejor amigo con más planta que verbo o ese secundario, metido a actor por enchufe y obligación, capaz de dar más de una sorpresa.
Así nos encontramos una comedia clásica que no renuncia ni al humor físico (esa trampilla) o los equívocos (que darán lugar a la caracterización plena del personaje de Cyrano), e incluso se permite escenas más convencionales como aquella en la que el autor va desgranando uno de sus monólogos más célebres a raíz de los objetos y personajes que se va encontrando a su paso o el inesperado cameo de uno de los grandes de la literatura rusa, pero que consigue resultar fresca, amén de redondear el producto con un buen elenco que sabe destacar tanto en las escenas de calle como a la hora de declamar Cyrano en el escenario, y una dirección artística y vestuario que le proporcionan un hermoso envoltorio.
Cartas a Roxane no es una sesuda reflexión sobre el oficio de escritor. Ni siquiera es una aproximación canónica a la figura de un escritor que supo alcanzar lo más alto con una obra frente a pasados y futuros fracasos. Pero constituye una hermosa carta de amor a la inspiración platónica, al teatro y a los que logran crear su magia y logra, una vez más, que queramos disfrutar de los versos de la grandísima Cyrano de Bergerac.


Cartas a Roxane llega a las plataformas digitales y salavirtualdecine.com el 15 de mayo