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lunes, 11 de julio de 2016

LA PENÚLTIMA CENA

Aunque muchos nos dejemos hipnotizar por un Desayuno con diamantes y alguno provocar por El almuerzo desnudo quizás la más cinematográfica de las comidas sea la cena, algo que da para mucho desde su vertiente bíblica a la más terrorífica (como en la reciente The invitation) pasando por los cientos de cenas tománticas con velas que tanto le gustan al séptimo arte. Sí, la última comida del día da para mucho y en torno a un puñado de ellas se relacionan los personajes de El espejo de los otros.
El cenáculo es un restaurante muy especial. Tras una puerta anodina se levantan las ruinas de una impresionante catedral cuya cubierta ha desaparecido y en la que solo se da una cena por noche a una única mesa, con exquisitos manjares y bebidas y acompañada por la música de una orquesta. Noche  tras noche los grupos más heterogéneos hacen su reserva para la que suele ser una noche muy espcial, para hablar de la vida y la muerte, de amistad y dinero, de amor y dolor...y el fin de cada velada puede marcar incluso la existencia de más de uno.
Película coral El espejo de los otros, un título con ribetes borgianos como se explica brevemente en uno de los diálogos de la cinta, nos cuenta cinco historias en torno a cutrao grupos de comensales y una última sobre los dueños del estableciemiento que revelan cinco caras distintas de las emociones humanas con desigual resultado.
Con la curiosa premisa de la particular política del restaurante, un entorno tan fascinante como deccadente, más rico en luces que en sombras y con una dimensión casi operística en el que se ambienta la práctica totalidad de la película (con la salvedad de un par de interludios en la casa de la dueña y un parque cercano) la película adopta cierto aire teatral, con sus cinco historias de personajes cuya psicología va marcando el ritmo de la cinta, un ritmo irregular como suele ser tónica en las cintas de episodios (cada cual tendrá sus favoritas aunque yo francamente me quedo con dos de las centrales, la de la cita a ciegas - y nunca mejor dicho- y la del trío de amigas) pero que en ningún momento cercena nuestro interés por conocer el particulardesenlace de cada historia, alguna con más de una sorpresa.
Con cierto aire malsano y melancónico, y con su particular rinconcito para alguna pincelada surrealista (la llegada en helicóptero, la visión en el inexistente techo) y la poesía (la conclusión de la segunda historia...) la película es una original propuesta que sin embargo en algunos momentos el resultado de cada historia puede parecernos desigual tanto en clima como en intensidad, variando notablemente su dimensión catárquica, algo realmente importante en una cinta de este tipo.
Pero quizás lo mejor de esta cinta sea su reparto, un grupo de actores que sabe moverse naturalmente en un ambiente y situaciones antinaturales, entre la emoción y la decadencia, y haciendo que incluso escenas que puedan resultar relativamente absurdas en un primer momento (el feroz casi interrogatorio sentimental de la cita a ciegas) estas poco a poco se justifiquen, tanto por su argumento como por las reacciones de estos.
El espejo de los otros sin duda es una propuesta llamativa, que nos puede hacer pensar en algún superéxito del cine argatino como  Relatos salvajes pero de cuyo resultado difiere notablemente tanto en espíritu como en estilo, aunque durante todo su metraje podemos disfrutar de un buen puñado de perlas de humor negro de calada muy distinto al de la nominada al Óscar. Una película de diálogos chispeantes y algún personaje realmente memorable pero que nos deja una ambigua sensación en su conjunto, pero que sin duda gustará tanto a los fans del cine argentino como a aquellos que disfruten de los dramas originales con un puntito de locura.
Buen reparto para cinco historias de dimensión puramente emocional El espejo de los otros llega a los cines españoles el 9 de septiembre

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