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jueves, 14 de febrero de 2019

TU A MADRIPUR Y YO AL CUERNO

Sexo y poder son un binomio letal. No importa si nos movemos entre intrigas palaciegas de pelucón, los pasillos contemporáneos de la Casa Blanca o terrenos fantásticos a lo Juego de tronos que estas dos patas sirven en frecuencia para mantener derecha más de una butaca de cine. En terrenos estadounidenses la cosa viene de lejos, no solo de Kennedys y Clintons vive la polémica...aunque menos conocido, sobre todo por estos lares, es el caso que nos ocupa, el de Gary Hart: senador, candidato a la presidencia en 1988 y eje de la marea que arrastra El candidato.

Dirigida por Jason Reitman, sospechoso habitual en el terreno de la sátira existencial con mejor o peor café, la película nos arrastra por el complicado terreno de las campañas presidenciales estadounidenses. Moviéndose entre tres frentes, el equipo, la prensa y el círculo más íntimo del propio candidato, la película no acaba de centrarse en ninguno de ellos para contarnos la historia de la infidelidad que rompio los sueños de presidencia de Hart, si bien otorga más peso a determinados personajes como esa Vera Farmiga, devota esposa pero sin un pelo de tonta, que con sus contadas apariciones supone una auténtica sorpresa.
Pero si alguien destaca entre un bien elegido elenco de secundarios es el actor que encarna al personaje que da título a la cinta, Hugh Jackman, que sabe dotar del máximo carisma a un hombre que parecía tenerlo todo para ganar, pero también capaz de convertirse en una persona bien distinta en cuanto empieza a torcerse el camino, capaz de mitigar con apenas unas frases el atroz miedo a volar de uno de los periodistas que le acompañan pero también de reaccionar con gran furia ante una pregunta incómoda del mismo personaje. Un Gary Hart que sabe brillar, pero también mostrar su cara más oscura en cuanto abandona su zona de confort, pasando de maduro y seguro líder a chiquillo enrrabietado en apenas segundos.
Unos personajes interesantes y bien interpretados son la mejor baza de una cinta cuya trama parece dar bandazos, careciendo de una acidez (y eso que el tema da mucho de sí) que podía presuponerle al autor de Juno o Up in the air, aunque sí destilando amargura, especialmente en su tramo final (la despedida de la amante del candidato) y generando un producto irregular, tan ambicioso como sus propios personajes pero con resultados igual fortuna.
No se puede negar que El candidato tiene muchos elementos para destacar, detalles cuidados y algún diálogo con chispa. Tampoco que resulte curioso acercarse a la cara B de algo que nos resulta familiar vía telediario (inenarrable el concurso de leñadores) pero queda lejos del cine político con mayúsculas, de las intrigas políticas con las que el séptimo arte nos ha hecho vibrar a lo largo de las décadas. Pero eso sí para los fans y no fans de Jackman una golpe en la mesa para aquellos que creen que este es solamente Lobezno (eso sí, en este campo el mejor en lo que hace) o (excelente) carnaza de musical, un buen intérprete en una cinta que podría haber sido una de las grandes.

El candidato llega a los cines españoles el 15 de febrero

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