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lunes, 18 de febrero de 2019

PINCELADAS DE REALIDAD


La sombra del pasado. Un título que teniendo en cuenta la trayectoria de su director, en esta ocasión también guonista, puede sonarnos hasta irónico. Podríamos decir que Florian Henckel Von Donnersmarck, tiene en realidad dos sombras en su pasado: la oscarizada La vida de los otros y la más olvidable El turista (sí, esa con Johnny Depp y Angelina Jolie), ya que a esas dos obras se ciñe hasta el momento la trayectoria de este cineasta...más de tres horas tenemos por delante para descubrir a que esquina se aproxima su nueva película.

La sombra del pasado es una cinta que parece querer bifurcarse en dos episodios que se chocan por sus extemos. Por un lado un potente drama sentimental que nos arrastra de los años previos a la II Guerra Mundial a la Alemania del muro en el que un una joven pareja se enfrenta a las oscuras intenciones del padre de ella, médico y antiguo miembro de la jerarquía nazi. Por otro la trayectoria vital de un joven pintor que ve como la política y el mundo quieren alterar su obra mientras él encuentra su verdadero camino como artista . El protagonista de ambas tramas es el mismo, pero tras un prólogo que se antoja acelerado (esa manera de acabar en un montaje con prácticamente toda su familia a causa de la guerra...y de postre con el conductor del autobús que era tan amable con él y su tía. No. No es broma) la historia parece simultanear dos realidad de tono muy distinto (en algunos momentos, como la llegada a la academia de arte de Düsseldorf parece hasta lidiar con la comedia chusca, o incluso algún guiño musical) que no siempre tienen el mismo peso (y, sin querer desvelar mucho, hay una de ellas que acaba de manera un tanto abrupta) y que lastran una película que, hay que reconocer, no resulta larga a pesar de su duración, pero a la que parece faltarle uniformidad.
Sin duda se trata de un proyecto ambicioso, que abarca varias y muy señaladas décadas de la historia alemana, Una película en la que podemos encontrar algún eco del Amén de Costa-Gavras e incluso un ligero aire a la muy recomendable La mejor juventud ( y no solo por la presencia de un personaje obligado a recluirse en una institución psiquiátrica), con leves aspiraciones a convertirse en una historia de esas más grandes que la vida. Pero a pesar de fragmentos interesantes de esos que logran realmente captar el interés del espectador (la mayoría a cargo del villano de la función, alguien capaz casi de todo y que es de lo mejorcito de la cinta) la película nos deja una sensación inconclusa, incluso con alguna incongruencia que afecta a los propios personajes (esa inquietud al entrar nuestro protagonista por primera vez en la consulta de su futuro suegro que parece fruto del pasado de...su tía. Una escena que ha visto el espectador pero no así los personajes y que se desarrolla en un edificio destruido a causa de la guerra con anterioridad a este).
Una trama con un enfoque original, pero que queda lejos de conventirse en el clásico que pretende, perdiéndos en diatribas artísticas, algunas rebuscadas o sin mucho sentido (hay discursos de varios minutos que podrían resumirse casi en "encuéntrate a tí mismo") y homenajes velados a otros creadpres, de Pollock a Warhol, dejando entrever en numerosas ocasiones chispazos de un drama más interesante y descorazonador, y que francamente, nos encantaría encontrar aunque fuera en un montaje de cinco horas.


La sombra del pasado llega a las pantallas españolas el 5 de abril.

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